DEVOCIONALES – LA RAZÓN

DEVOCIONALES CRISTIANOS – LA RAZÓN

«Así que los judíos redoblaban sus esfuerzos para matarlo, pues no sólo quebrantaba el sábado sino que incluso llamaba a Dios su propio Padre, con lo que él mismo se hacía igual a Dios.» Juan 5:18 (NVI)

Jesucristo acababa de realizar un milagro sorprendente. En el estanque de Betesda había una multitud de enfermos. Todos esperaban un milagro. De vez en cuando, un ángel bajaba del cielo y agitaba el agua. El primero que se metía quedaba sano de cualquier enfermedad. Una tenue esperanza de sanación para demasiadas personas. Allí había un paralítico que hacía treinta y ocho años que estaba esperando su milagro. Pero nunca llegaba. Hasta que llegó Jesucristo.

Le preguntó que quería y el pedido de sanación, Cristo simplemente le dijo: Ok, tomá tu camilla y volvé a casa. Y el hombre que estuvo postrado 38 años ¡se levantó y comenzó a caminar! ¡¡Cómo no iba a llevarse su camilla!!, si le lo hubieran pedido, también habría llevando una manada de elefantes sobre su hombro. Y fue al tempo a agradecer por su milagro tan esperado, llevando su camilla a cuestas.

Allí los fariseos lo interrogaron preguntando por qué estaba llevando peso un día sábado. Esa actitud estaba prohibida por la Ley. Y cuando este hombre les contó lo que había sucedido, dice Juan que redoblaron sus esfuerzos por matar al Señor Jesús. Porque quebraba las reglas del sábado y se hacía igual a Dios.

Dice un principio contable que lo secundario sigue a lo principal (para la imputación de gastos en cuentas contables). Aplicando el mismo principio se podría decir que por el orden que Juan detalla, lo que más les molestaba a estos hombres era que Cristo rompía las reglas del sábado. ¿No era impresionante que un hombre que había estado treinta y ocho años postrado pudiera caminar? No. Lo importante era mantener las costumbres de la religión. No importaba ver la gloria y el poder de Dios, había que mantener las tradiciones.

Hoy seguimos despreciando a Jesucristo por mantener nuestras costumbres y hábitos religiosos. No somos capaces de cambiar nuestras tradiciones o comodidades. Y actuamos igual que estos fariseos. Estamos tan preocupados mirando lo que para nosotros es importante, que no podemos ver la gloria y el poder de Dios.

¿Qué estás mirando hoy? Que no te pierdas el milagro de Dios por estar demasiado ocupado en tu tradición dominguera.

REFLEXIÓN — Podés ver la Gloria de Dios.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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