Devocionales Cristianos – La Carrera de Postas

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Devocional Diario – La Carrera de Postas

«Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros.» 2 Timoteo 2:2 (NVI)

En las olimpiadas de Londres la carrera de postas, tanto en tierra como en agua, se caracterizó por una consigna que se viene repitiendo en las últimas olimpiadas. No gana el país que tiene al corredor o nadador más rápido, sino el que combina mejor el equipo. No es una carrera de uno. Es una carrera de varios y el todo es más importante que la suma de las partes. Aún teniendo a Usain Bolt en la posta, solo te garantiza que va a ganar un cuarto de la carrera. Y eso no te garantiza la medalla de oro.

Esta misma idea es la que Pablo le intenta plasmar a Timoteo. Ya estaba viejo Pablo, sabía que le quedaba muy poco tiempo de vida. Estaba en una cárcel romana esperando que lo maten. No tenía a donde ir ni a quien recurrir. Había sido encarcelado solo por predicar el evangelio, y lejos de sentirse resentido por los sufrimientos vividos, las privaciones pasadas, los golpes y tormentos recibidos y la soledad de la oscura cárcel, este hombre increíble, sigue pensando en el futuro.

Lejos de quedarse estancado en los logros obtenidos o en vanagloriarse de su pasado, lo que motiva a Pablo a escribirle estas líneas a Timoneo es una irrefrenable vocación de éxito y mejora continua. Su preocupación más grande era asegurarse que el Evangelio no iba a detenerse porque Pablo ya no estuviera en Asia Menor. No quería aplausos ni reconocimientos, ni una estatua ni su nombre en el aula magna de un instituto.

Pablo solo deseaba que Timoteo no perdiera de vista lo importante de pasar la posta y de pasarla bien. Los corredores saben que el más rápido del mundo puede perder la carrera si se le cae el palito. De la misma manera Pablo sabía que si el mensaje no era claro y motivador, el Evangelio se iba a estancar, porque el siguiente corredor podría dejar caer el palito.

Hoy estamos viviendo tiempos de estancamiento. No tenemos pasión espiritual, no estamos enamorados de Cristo, no disfrutamos de su presencia. Asistimos, cumplimos, hacemos, pero no nos destacamos. Y lo que es peor, no nos importa preparar a la siguiente generación. ¡Despierta! Empieza tu hoy.

REFLEXIÓN – Tu  tienes que pasar bien la posta.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany

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