Reflexiones Cristianas – Alegría , Antes Y Después

Reflexiones diarias: La Alegría — Antes Y Después

«Yo me alegré con los que me decían: A la casa del Señor iremos» (Salmos 122:1).

Un indio, preparándose para el culto de la noche, cuidaba para que su cuerpo estuviese perfectamente limpio, de la cabeza a los pies.  «En vez de pasar el día charlando y riendo con mis amigos» — conforme sus propias palabras —

«Yo me siento y medito en Jesús hasta que llegue la hora de la reunión. ¿Cuántos de nosotros «pensamos en Jesús» antes de ir a la iglesia?

Nos gusta ir a la iglesia, cantar los bellos himnos, orar, leer la Biblia y oír el sermón del predicador. Son momentos de gran alegría y edificación para nuestras vidas espirituales.

¿Y qué hacemos antes de ir a la casa de Dios? ¿Cómo nos preparamos para aquellos momentos tan importantes junto al Señor? ¿En qué pensamos? ¿Qué hablamos? ¿Cuáles nuestras actitudes con relación a nuestro prójimo?

La vida cristiana no puede estar restricta apenas a un período de una o dos horas en el templo. No podemos ser hijos de Dios apenas en algunas reuniones semanales. Cristo es el Señor de nuestras vidas todos los días, todas las horas, todos los minutos.

Nuestros labios deben alabarlo 24 horas por día, 30 días por mes. Nuestro testimonio debe ser eficaz en todos los lugares, en todas las circunstancias, delante de todas las personas.

Amar a nuestro hermano en la iglesia es simple — y muchas veces ni eso hacemos — pero Dios anhela que amemos hasta nuestros enemigos. ¿Será eso fácil? No, no es, pero no podemos pensar apenas en nuestras propias fuerzas, pero en el poder que está en Cristo Jesús. Si Él nos mandó amar a todos, ciertamente nos dará la gracia de hacer eso posible.

Basta apenas colocar nuestras vidas delante de él y pedir que nos guíe en el camino de Su voluntad.

Que nuestra vida sea plena de alegría, en la casa del Señor y fuera de ella también.

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