Devocional – El Ejemplo de Steve Jobs

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Los vencedores ascienden con cada nuevo obstáculo


«Pobrecito, nadie puede ayudarle en su desgracia«, murmuró Anneth cuando se enteró del nacimiento Steve Jobs, hijo de un pariente cercano. La situación era dramática porque los padres se habían separado y a la postre, terminaron dándole en adopción.


Circunstancias difíciles. Traumática unas veces, alentadoras otras, pero el panorama invariablemente se ensombrecía porque parecía nadar contra la corriente.

«Yo nací para grandes cosas«, relatan sus amigos de adolescencia que repetía el muchacho, aún sabiendo que debía enfrentar muchos obstáculos.


Los tropiezos se volvieron su mayor reto, pero también el más grande motivo de satisfacción porque, cuando lograba superarlos, era como si llegara a una cima y desde allí, divisar en la distancia un enorme valle surcado por un río que serpenteaba la pradera como una gigantesca cinta de plata. Lo repetía una y otra vez: «Yo nací para grandes cosas«.


Steve Jobs es el padre de dos aparatos electrónicos que son la sensación; el Ipod y el Iphone. A finales de la década de los setenta fundó Apple junto con Steve Mizniak, y creó Macintosh, que le permitió a muchísimas personas tener acceso a la computación.

Pero en medio de su carrera de triunfos, no faltaron las dificultades. En 1985 lo despidieron de Apple. No obstante, su huella fue tan profunda en la empresa, que en 1997 lo llamaron nuevamente para sacar la compañía de una profunda crisis. Y lo logró.


Nacidos para vencer

Quien toma conciencia de que por la obra del Señor Jesucristo fue concebido por Dios para vencer, siempre ascenderá a nuevas alturas. Los obstáculos representan un reto que les permite crecer. Antes que motivo de preocupación, los estimulan a crecer. Un vencedor no se amilana por los tropiezos.


Las dificultades son escalones que permiten crecer. Y aunque las situaciones luzcan imposibles de resolver, con ayuda de Dios es posible superarlas tal como enseñó el rey David al escribir: «Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros» (Salmos 18:29).


Nada lo detendrá si avanza de la mano del Señor Jesucristo. No se deje atemorizar solo por el rugido del viento. Las olas no derriban, sino el miedo que en ocasiones nos llevan a dimensionarlas como gigantes.


Tenga presente, siempre, que usted es un vencedor y que nació para triunfar, no para la derrota. ¡Ánimo, hay esperanza para comenzar hoy de nuevo! Deje atrás la actitud de derrota. Tenga presente en todo momento: usted es un vencedor.


De el paso más osado de su vida

No podría despedirme sin invitarlo a dar el paso más osado de su vida; de esos pasos que sólo se arriesgan los valientes. ¿Sabe cuál esí Recibir a Jesucristo en el corazón como su único y suficiente Salvador. Ahora, allí dond ese encuentra. ¿Cómo hacerlo? Dígale: “Señor Jesucristo, te recibo en mi corazón como único y suficiente Señor y Salvador. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”


¡Hoy comienza su nueva vida! Esta es la página de una existencia renovada en Cristo. ¿Pasos a seguir? Esencialmente tres: el primero, orar cada día a Dios. El segundo, leer la Biblia, el libro más maravilloso en el que encontrará principios dinámicos orientados al crecimiento personal y espiritual, y por último: vaya a la iglesia. Puedo asegurarle que su vida será cada día una aventura apasionante, con armonía interior y buenas relaciones con los demás.

Ps. Fernando Alexis Jiménez

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