Devocional Diario – Desapareció

Devocional Diario – Desapareció

«Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios.» Génesis 5:24 (RV 60)

En la sociedad anterior al diluvio, todos vivían 900 años. Era una civilización por demás longeva. Eso permitía procrear hijos en cantidad para poblar la tierra. Con esa edad promedio, los hombres podían ver a sus biznietos tener hijos y era normal. Era una sociedad joven y vieja a la vez. La presencia de Adán, el único hombre que había caminado con Dios lado a lado, era todavía bien cercana. Sin embargo, la humanidad ya estaba en un visible deterioro. La maldad se había incrementado en forma significativa.

En este contexto nace Enoc, un niño como tantos otros. Mientras iba creciendo, Enoc tuvo una particularidad que lo distinguió del resto de sus pares. Enoc pudo lograr tener una relación tan íntima como la de Adán con Dios. Y podía caminar con Dios cada día. No puedo imaginarme como podría ser esto, ni como Enoc lograba convocar a Dios para hacer estas caminatas. Pero de algo estoy seguro. Enoc habrá sido un ser ejemplar, para que Dios lo elija para caminar con él en la tierra. Era sin duda el mejor hombre sobre la tierra.

Enoc apenas vivió 365 y Dios se lo llevó. Si era tan bueno ¿Por qué no lo dejo? Fue algunos años antes del diluvio. Y el agua llegó como un castigo de Dios a la inmoralidad de la humanidad. En aquel juicio, solo Noé y su familia se salvaron. Pero si Enoc era tan ejemplar, ¿por qué no dejarlo para que evangelice al mundo? ¿Para que llevarlo tan joven?

Tal vez hoy te preguntes cosas que no tienen respuesta lógica, y te atormentes buscando explicación a situaciones que aparentemente no tienen sensatez. Una enfermedad incurable, que Juampi tenga parálisis cerebral, un amigo que falla sin razón, la bancarrota financiera por motivos de la globalización o cualquier otra pregunta retórica, hoy tiene la misma repuesta que tuvo la generación de Enoc.

Son misterios de la soberanía de Dios. No podemos entender sus razones, puede no gustarnos lo que nos toca vivir, pero hay una realidad; Dios sabe por qué permite lo que permite. Y tiene una buena razón para todo. Y cuando lleguemos a su Trono, estoy seguro que se va a tomar su tiempo para explicarnos cada una de nuestras preguntas sin respuesta, hasta satisfacer nuestra curiosidad.

REFLEXIÓN — Confiá en Dios, Él sigue siendo Soberano.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany