Isaías 38:9 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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Cántico de acción de gracias de Ezequías, que él puso por escrito, bajo la dirección divina, después de su recuperación. Con todo, hallamos (2Cr 32:25) que «no correspondió al bien que se le había hecho». Parece ser que las buenas impresiones que se reflejan en su cántico se le pasaron pronto. Un cántico de agradecimiento es cosa buena, pero una vida de agradecimiento es todavía mejor. En el presente cántico:

1. Nos declara (vv. Isa 38:10-13) los pensamientos que abrigaba cuando se dio por muerto sin remedio. No deberíamos ser excesivamente pesimistas, como si un enfermo grave fuese ya un hombre muerto. El que nos ha abatido nos puede también levantar. Por eso, David recuerda con frecuencia, una vez pasado el peligro, las conclusiones llenas de melancolía que había deducido mientras se hallaba en aprieto, y las palabras precipitadas que había proferido entonces (v. Sal 31:22). Notemos que:

(A) Ezequías tenía entonces unos treinta y nueve años de edad, con la perspectiva de muchos y felices años por delante (v. Isa 38:10). Aún no le había nacido su hijo y sucesor Manasés. La enfermedad le tomó de sopetón y era, de suyo, enfermedad mortal. Al morir entonces, no sólo se vería privado de la comodidad y del consuelo que supone una vida regia, sino también de todas las oportunidades de servir a Dios y a su generación (v. Isa 38:11).

(B) Las metáforas con que expresa su muerte prematura son (vv. Isa 38:12, Isa 38:13) muy gráficas: (a) Su morada es arrancada como tienda de pastor (v. Isa 38:12), arrancada de cuajo y en un instante, sin dar tiempo a desclavar cuidadosamente las estacas y plegar amorosamente las lonas. ¡Alegrémonos de que nuestra residencia terrenal es sólo como una tienda de campaña, de la que seremos trasladados a mansiones celestiales regias (Jua 14:2). (b) El hilo de su vida, ya enrollada como el paño de un tejedor, será cortado (v. Isa 38:12) súbitamente con la enfermedad. Es cierto que nuestros días pasan como la lanzadera de un tejedor (Job 7:6) y, cuando hemos llegado al término de nuestra vida, el hilo se corta y la pieza de tela es presentada al Amo para ver si está bien o mal tejida (v. 2Co 5:10). Pero así como el tejedor, cuando ha cortado los hilos, ha terminado su obra, también el creyente, cuando se corta el hilo de su vida, también se cortan con él sus aflicciones y fatigas, de modo que puede descansar de sus trabajos (comp. con Apo 14:13). (c) Con la enfermedad veía Ezequías triturados todos sus huesos (v. Isa 38:13). La posición del hebreo kaarí («como un león») al final de la primera frase, seguido de la conjunción ken (sí, así, y otros varios significados), hace que el sentido quede un tanto oscuro. La mayoría de las versiones traducen «como un león molió (o trituró) todos mis huesos», con lo que refiere todo ello a Dios como sujeto. Sin embargo, el rabino Slotki traduce así: «Cuanto más me hago como un león hasta el amanecer, tanto más (mi enfermedad) quebranta todos mis huesos». Las aplicaciones dependen de la forma en que se traduzca el versículo Isa 38:13.

2. Las quejas que profirió al hallarse en ese estado (v. Isa 38:14): «Como la golondrina o como la grulla, así cotorreaba» (lit.). ¡Qué cambios produce la enfermedad en poco tiempo! La aflicción le hacía proferir quejas que se parecían al piar de un ave más bien que al gemir de una persona; sin embargo, esas extrañas voces fueron aceptables a Dios. «Gemía como la paloma», con tristeza, pero en silencio y con paciencia. La segunda parte del versículo Isa 38:14 debe traducirse así: «Mis ojos desfallecen de mirar hacia arriba (a la morada de Dios en el cielo). Jehová, me veo en aprieto; sé tú mi fiador». Comenta Slotki: «La muerte o la enfermedad aparece aquí personificada como un acreedor que demanda el pago por los pecados del inválido; y se pide a Dios, por decirlo así, que en Su misericordia y poder para perdonar, actúe como fiador». «Cuando recibimos dentro de nosotros sentencia de muerte, dice M. Henry, estamos perdidos si la divina gracia no nos transporta, por el valle de la sombra de muerte, al reino celestial que hay al otro lado de él».

3. El agradecido reconocimiento que hace de la bondad de Dios para con él en su recuperación (vv. Isa 38:15-19).

(A) «¿Qué diré?» pregunta Ezequías (v. Isa 38:15), incapaz de expresar su gratitud de forma adecuada . «El que me lo dijo, Él mismo lo ha hecho»; esto es, lo prometió, y lo ha cumplido, pues ninguna palabra de Él cae en vano al suelo. Así lo interpreta Slotki nota del traductor , pero me parece que encaja mejor con el contexto posterior la interpretación de Moriarty: «Pues es Él quien lo hace: quejarse y protestar sirven de poco: Dios ha debido de tener alguna oculta razón para afligir al autor de este salmo, como lo hace».

(B) Ezequías se anima a sí mismo y quiere animar a otros con la experiencia que ha tenido de la bondad de Dios (v. Isa 38:16): «Con estas cosas que tú has hecho por mí, los hombres viven». Con el mismo poder y la misma bondad que me han restaurado a mí, todos los hombres siguen con vida. «Y en todas ellas está la vida de mi espíritu» prosigue . Esa vida está mantenida por lo que Dios ha hecho para preservarla.

(C) Ha sido levantado de un gran extremo (v. Isa 38:17): «Mira, por paz (es decir, en lugar de paz más probable ) tuve gran amargura (lit. amargura, amargura repetición de abundancia )». Apenas se vislumbró el triunfo sobre Senaquerib, le sobrevino la enfermedad mortal amargura, amargura: nada sino hiel y ajenjo; ésta era la condición en que se hallaba cuando le envió Dios el alivio. Pudo decir con David (Sal 18:19) : «Me libró porque me amaba». Esto puede aplicarse a nuestra redención por Cristo: En su amor y en su compasión nos redimió. Y la preservación de nuestro cuerpo es doblemente consoladora cuando es por amor a nuestra alma ya que cuando Dios repara la casa lo hace por amor al morador de la casa . En realidad, la recuperación de Ezequías fue el resultado del perdón de sus pecados (v. Isa 38:17): «porque echaste tras de tus espaldas todos mis pecados». Frase, dice Slotki, «que expresa perdón completo». Cuando los ponemos delante de nuestro rostro con verdadero arrepentimiento, como lo hizo David cuando su pecado estaba siempre delante de él (Sal 51:3), Dios los echa detrás de sí.

(D) Si la enfermedad aquella le hubiese llevado al sepulcro, habría puesto punto final a una vida de servicio a la gloria de Dios y al bienestar de su nación (v. Isa 38:18). Al haberse recobrado de ella, resuelve, no sólo proseguir, sino también abundar, en la alabanza y el servicio a Dios (v. Isa 38:19): «El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy». No sólo deberíamos alabar a Dios todos los días de nuestra vida (v. Isa 38:20), sino también (v. Isa 38:19) comunicar a los descendientes la fidelidad de Dios en el cumplimiento de Sus promesas, a fin de que las generaciones venideras den gloria a Dios y confíen en Su Palabra. No cabe duda de que Ezequías lo hizo así y, sin embargo, su hijo Manasés no anduvo en los caminos de su padre. Los padres pueden dar a los hijos buenas cosas, buenos ejemplos, buenas instrucciones, buenos libros, pero no pueden darles gracia.

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