Santiago 4:3 Explicación | Estudio | Comentario Bíblico de Matthew Henry

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En estos versículos Santiago describe las consecuencias de la mundanidad cuyo origen ha presentado en los versículos Stg 4:1 y Stg 4:2. Ha dicho en Stg 4:2 que no tienen porque no piden. Ahora va a decirles que sus oraciones no son escuchadas: I) porque piden cosas malas (v. Stg 4:3); 2) porque piden con mala disposición (vv. Stg 4:4, Stg 4:5); 3) porque piden de mala manera (v. Stg 4:6). Ya decía Agustín de Hipona, haciendo un juego de palabras en latín (mali, male, mala) que, cuando no conseguimos lo que pedimos a Dios, es porque, o pedimos con mala disposición (mali), o de mala manera (male) o cosas malas (mala). Eso mismo viene a decir aquí el autor sagrado, aunque no tan explícitamente.

1. Vemos primero una oración no respondida a causa del mal fin que se pretende (v. Stg 4:3): «Y cuando pedís, no lo recibís, porque pedís por motivos bastardos, para gastar lo que conseguís, en dar satisfacción a vuestras pasiones» (NVI). Dios es un buen Padre y, por eso, no nos concede a menudo algunas cosas, puesto que Él sabe muy bien que no nos convienen. Tampoco un padre y una madre humanos le dan un cuchillo a su hijo pequeñito, por mucho que llore y patalee, puesto que con él podría hacerse daño. Por lo que dice Santiago, sus carnales lectores no buscaban primero el reino de Dios y su justicia (Mat 6:33), sino bienes temporales (salud, fuerzas, dinero, etc.) para gastarlos en dar satisfacción a sus pasiones.

2. La mala condición de los que piden se echa de ver en las fuertes frases del versículo Stg 4:4 (analizaremos aparte el v. Stg 4:5, por su especial dificultad): «Gentes adúlteras, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Todo el que decide ser amigo del mundo se convierte en un enemigo de Dios» (NVI).

(A) Lo primero que observamos es que Santiago usa el término griego moikhalídes, adúlteras (en femenino). Caben dos preguntas: (a) ¿Habla de adulterio físico, literal, o metafórico (espiritual)? A esta pregunta, la respuesta unánime es: espiritual, pues es el único que encaja en el contexto. (b) ¿Se dirige, entonces, sólo a las mujeres, pues está en femenino? La respuesta, también unánime, a esta pregunta es que Santiago sigue la línea metafórica que vemos en ambos Testamentos (especialmente, en Ose 2:1-23), según la cual Israel es la esposa de Jehová, y la Iglesia la esposa de Cristo (v. por ej. 2Co 11:2; Efe 5:22.; Apo 19:6-9; Apo 21:2). Añade J. Alonso: «Aquí la metáfora ha sufrido una depuración, y es entendida como esposa no solamente la colectividad, sino también cada individuo, y toma como adulterio, no sólo ya el culto dado a otros dioses, sino toda contemporización con el espíritu del mundo».

(B) Por eso continúa diciendo que la amistad con el mundo y la amistad con Dios son incompatibles (comp. con Mat 6:24; Luc 16:13; 1Jn 2:15, 1Jn 2:16), puesto que piden cosas contradictorias entre sí (Dios pide santidad; el mundo pide corrupción) y demandan una servidumbre total, en cuanto al tiempo (siempre) y en cuanto a la dedicación (absoluta). Los compromisos son imposibles: el que no está con Cristo, está contra Él (v. Mat 12:30; Luc 11:23). Por consiguiente, el que se va con el mundo, se convierte en enemigo de Cristo y de Dios. Y, al mismo tiempo, el que se va con Cristo, se convierte en enemigo del mundo (v. 1Pe 4:4).

3. Para traducir e interpretar correctamente el versículo Stg 4:5, es preciso tener en cuenta el contexto anterior (v. Stg 4:4), que acabamos de estudiar. La dificultad está en que el griego del versículo Stg 4:5 ofrece tres opciones:

(A) Al tener en cuenta que el sujeto implícito del versículo Stg 4:6 es, sin duda, Dios, también aquí habría de ser el sujeto implícito, al ser espíritu el término directo del verbo epipothéi (anhela. El mismo verbo sale en Rom 1:11; 2Co 5:2; 2Co 9:14; Flp 1:8; Flp 2:26; 1Ts 3:6; 2Ti 1:4 y 1Pe 2:2). La traducción literal del versículo Stg 4:5 será entonces: «… (Dios) anhela hasta la envidia (esto es, celosamente) el espíritu que ha hecho habitar (del verbo katokizo, según los mejores MSS) en nosotros?» En este caso, la frase no es una cita literal de la Escritura, pero su sentido se halla en los numerosos lugares en que se expresa el amor celoso con que Dios ama a los hombres (v. Éxo 20:5; Deu 5:9; Jos 24:19; Isa 9:6; Zac 1:14; Zac 8:2). Significaría, pues, que «causa celos a Dios si este espíritu nuestro se deja acaparar por el espíritu del mundo» (Alonso). A mi juicio, es la interpretación más probable, a la vista del contexto; especialmente, del anterior.

(B) Si se toma espíritu (neutro, en griego; por lo que, de su forma, no puede determinarse si está en nominativo sujeto o en acusativo término directo ) como sujeto del verbo, pero leemos con E mayúscula dicho nombre, tendremos que: «… el Espíritu que habita en nosotros nos anhela celosamente». Una de las Escrituras que podría citarse a favor de esto sería Lev 26:12 (comp. con 1Co 6:19 y, sobre todo, con 2Co 6:16, donde está citado Lev 26:12). Es cierto que esta lectura tiene un sentido parecido al de la interpretación anterior, pero tiene dos inconvenientes: (a) Entonces el verbo para habitar sería katoikéo, el cual no está tan bien atestiguado en los MSS como katokízo. (b) El sujeto del versículo Stg 4:6 habría de ser entonces el Espíritu Santo, lo cual es inusitado en el Nuevo Testamento.

(C) Si se toma espíritu (ahora, con minúscula) como sujeto del verbo epipothéi, la traducción habría de ser que: «… el espíritu que habita en nosotros anhela hasta la envidia», cuyo soporte escritural sería quizá Gén 6:5 (y aun Gén 4:4.). En este caso, el versículo Stg 4:6 nos haría ver que, para contrarrestar esta mala inclinación del espíritu humano, (Dios) da mayor gracia. Esta interpretación tiene también dos inconvenientes: (a) El paso de sujeto del espíritu humano (en el v. Stg 4:5) a Dios (v. Stg 4:6) es violento. (b) La pregunta con que comienza el versículo Stg 4:5: «¿O pensáis que en vano dice la Escritura …?» (lit.) tiene poco sentido, tanto en sí como en relación con el contexto anterior.

4. Ya hemos considerado la primera frase del versículo Stg 4:6. El resto del versículo dice así: «Por lo cual dice la Escritura: Dios se enfrenta con los orgullosos, pero da su gracia a los humildes » (NVI). Esta vez la cita es claramente de Pro 3:34 (v. también Sal 138:6; Mat 23:12; 1Pe 5:5). La presentación de esta cita, dentro de este contexto, nos hace ver que Santiago tiene en mente a los amadores de este mundo, en los que ve a los orgullosos de Pro 3:34, y a los que confían únicamente en Dios y se someten voluntariamente a su servicio, a los humildes (comp. con Sof 3:12; Mat 5:3, entre otros muchos lugares).

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