Significado de LLAMADO Según La Biblia | Concepto y Definición

Llamado | Significado Bíblico | ¿Qué Es El Llamado En La Biblia?

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Significado de LLAMADO Según La Biblia | Concepto y Definición | Llamado | Significado Bíblico | ¿Qué Es El Llamado En La Biblia?

Término utilizado con frecuencia para referirse a alguien a quien Dios llama para salvación y servicio. Pero veremos la definición de la Biblia, y los ejemplos de llamados, tanto en el Antiguo Testamento y en el Nuevo.

El llamado En El Antiguo Testamento

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El Significado del Llamado En El Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, «llamado» abarca varias connotaciones importantes. Entre estas se incluyen nombrar, convocar, proclamar, clamar a Dios por ayuda y escoger.

En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea «qara» se traduce «llamar» en el sentido de ponerle nombre a cosas, animales, lugares y personas (Génesis 1:5; Génesis 2:19; Génesis 16:14; Génesis 25:30). En otras porciones del Antiguo Testamento, se destaca más el concepto de «convocar». Los ejemplos incluyen a las parteras hebreas (Éxodo 1:18), a Moisés y Aarón (Éxodo 8:8) y a la desastrosa negativa de Datán y Abiram a responder los llamados divinos (Números 16:12; Números 16:31-33). En Joel 2:15, la palabra se traduce «convocad», y da la idea de anunciar un evento venidero donde se espera que participe la gente. Al pueblo de Dios se le instruye que lo «invoque» a Él para salvación y liberación en tiempos de necesidad (Isaías 55:6), y los falsos profetas de Baal invocaron a su dios en el enfrentamiento con Elías en el Monte Carmelo (1 Reyes 18:26), mientras que este último invocó el nombre del Señor.

En Isaías 45:3 se dice que Dios le «puso nombre» a Ciro, lo cual indica que fue escogido para desempeñar un papel específico en la historia de la salvación del pueblo de Dios. Ver Elección; Predestinación.

El Llamado En El Nuevo Testamento

El llamado de Dios En El Nuevo Testamento

El Nuevo Testamento utiliza el concepto de «llamar» en relación con la condición de la persona y su llamado al servicio cristiano. Aparentemente, Jesús y los discípulos distinguían entre dos clases de llamados: uno externo (evangelio) y otro interno.

En Hechos 4:18, a Pedro y a Juan los llaman a presentarse ante el Sanedrín después de que el grupo finalizó con sus deliberaciones. En la parábola del mayordomo injusto (Lucas 16:2), a este se lo «llama» o convoca para que dé cuenta de la responsabilidad que tuvo. La parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) vuelve a indicar que un llamado respaldado por una autoridad divina es una cuestión crucial.

En el Nuevo Testamento, el concepto de invocar el nombre de Dios para obtener liberación se toma directamente de pasajes claves del Antiguo Testamento (Joel 2:32; comp. Hechos 2:21; Romanos 10:13) y se extiende hasta su máximo significado de salvación espiritual completa, del pecado y el juicio. En Hechos 7:59, Esteban invocó al Señor en oración cuando estaba a punto de morir martirizado.

También existe un llamado al servicio cristiano. Pablo se refiere directamente a esto cuando dice que Dios lo llamó para ser apóstol (Gálatas 1:1; comp. Romanos 1:1).

Con respecto a la salvación de los individuos, la palabra «llamar» se utiliza de dos maneras. En Mateo 22:14, Jesús dijo: «Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.» El Señor indica aquí que el llamado del evangelio tiene la intención de extenderse ampliamente para llamar a hombres y mujeres de todas partes para que se arrepientan del pecado y confíen en Cristo para salvación.

No todos oirán ese llamado «externo» o «del evangelio». La Biblia le atribuye la conversión del pecador a un llamado interno efectuado por Dios. El apóstol Pablo enseñó que se les hará este tipo de llamado a todos aquellos que Dios haya predestinado para salvación (Romanos 8:28-30), y el apóstol habla de esto con tanta certidumbre en este pasaje que da la impresión de que dicho llamado interno no puede sino lograr su propósito (comp. Joel 2:32; Hechos 2:39). Jesús habló de lo mismo en cuanto al concepto del poder de Dios que atrae (Juan 6:44). Este llamado siempre se atribuye al propósito amoroso y eterno del Padre, y tiene como objetivo provocar la alabanza de Su gracia (Efesios 1:4-6).

El llamado de Dios en Su gracia no conduce a la pereza. Pablo amonesta a sus lectores para que luchen con toda la fuerza que Dios les da a fin de mostrar vidas dignas del llamado que recibieron (Efesios 4:1), y los insta a que sigan hacia adelante y arriba «al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:14). En este contexto entendemos el equilibrio de Pablo entre la responsabilidad y la soberanía. En Romanos 10:9-15, Pablo establece la relación entre este llamado interno y la obligación evangelizadora de la iglesia: sin la predicación del evangelio una persona no puede oír ni acerca de Cristo ni de parte de Él, y en consecuencia no puede invocar el nombre del Señor y ser salvo. Ver Elección; Justificación; Predestinación; Salvación.

A. J. Smith

 

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