ANTIGÉNESIS

ANTIGÉNESIS

Me lo enviaron y no se quien es el autor, pero realmente nos lleva a reflexionar acerca de las actitudes humanas alejadas de la voluntad de Dios.

Pastor Carlos Devetac

AL FIN EL HOMBRE ACABO CON EL CIELO Y CON LA TIERRA.

La tierra era bella y fértil, la luz brillaba en las montañas y los mares, y el Espíritu de Dios llenaba el Universo.

El hombre dijo: «Que posea yo todo el poder en el cielo y en la tierra». Y vio que que el poder era bueno, y puso el nombre de
Grandes Jefes a los que tenían el poder, y llamó desgraciados a los que buscaban la reconciliación.

Y así fue el sexto día antes del fin.

El hombre dijo: «Que haya gran división entre los pueblos: que se pongan de un lado las naciones a mi favor, y del otro los que
están contra mí». Y hubieron buenos y malos.

Y así fue el quinto día antes del fin.

El hombre dijo: «Reunamos nuestras fortunas, todo en un lugar, y creemos instrumentos para defendernos: la radio para controlar el espíritu de los hombres, el aislamiento pra controlar los pasos de los hombres, los uniformes para dominar las almas de los hombres». Y así fue. El mundo quedó dividido en dos bloques de guerra. El hombre vio que tenía que ser así.

Y así fue el cuarto día antes del fin.

El hombre dijo: «Que haya censura para distinguir nuestra verdad de la de los demás». Y así fue. El hombre creó dos grandes
instituciones de censura. Una para ocultar la verdad en el extranjero, y otra para defender la verdad dentro de la casa. El
hombre lo vio y lo encontró normal.

Y así fue el tercer día antes del fin.

El hombre dijo: «fabriquemos armas que puedan destruir grandes multitudes, millares y centenares de millones, a distancia». El
hombre creó los submarinos nucleares que surcan los mares, y los misiles que cruzan el firmamento. El hombre lo vio y se
enorgulleció. Entonces los bendijo, diciéndoles: «Sed numerosos y grandes sobre la tierra, llenad las aguas del mar y los
espacios celestes, multiplicaos».

Y así fue el segundo día antes del fin.

El hombre dijo: «Hagamos a Dios a nuestra imagen y semejanza:
que actúe como nosotros actuamos, que piense como pensamos nosotros, que mate como matamos nosotros». El hombre creó un Dios a su medida y lo bendijo, diciéndole: «Muéstrate a nosotros y pon la tierra a nuestros pies: no te faltará nada si haces siempre nuestra voluntad». Y así fue. El hombre vio todo lo que había hecho y estaba muy satisfecho de ello.

Y así fue el día antes del fin.

De pronto, se produjo un gran terremoto en toda la superficie de la tierra, y el hombre y todo lo que había hecho dejaron de
existir.

Así acabó el hombre con el cielo y con la tierra. La tierra volvió a ser un mundo vacío y sin orden. Toda la superficie del
océano se cubrió de oscuridad y el Espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas.

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