Rompiendo El Ciclo De La Aprobación

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Rompiendo El Ciclo De La Aprobación

“SI DIOS ES POR NOSOTROS, ¿QUIÉN CONTRA NOSOTROS?” (Romanos 8:31b)

La ensayista Joan Didion dijo: “El respeto a uno mismo no tiene nada que ver con la reputación o con la aprobación de otros”. ¿Sabes una cosa? Vivir para dar gusto a la gente es una forma lamentable de vivir. Te esfuerzas todo lo que puedes por ella y justo cuando piensas que has conseguido complacerla, cambia de parecer. Además de robarte la paz, el buscar la aprobación de otros te hace imposible seguir las directrices del Señor, y a la larga, ésa es tu perdida más grande. Pero no es fácil cambiar las costumbres de toda una vida; se requiere un acto de auténtica fe y pedirle a Él que te dé la valentía para conseguirlo. David dijo: “Esto sé: Dios está a mi favor. No temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmo 56:9b,11b). Y Pablo preguntó: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Romanos 8:31b). Debes entender dos cosas:

(1) Romper el ciclo de la aprobación significa arriesgarte a ser rechazado diciendo/por decir que no cuando otros esperan oír sí.

Cuando las personas están acostumbradas a una respuesta mansa y dócil, reaccionarán negativamente hasta que se acostumbren a tu nueva actitud. Está claro que “navegar por aguas inexploradas” intimida bastante, ¿pero es eso realmente peor que vivir el resto de tu vida con miedo a las reacciones de los demás?

(2) A lo mejor has de explicar a otros que en el pasado necesitabas su aprobación porque te sentías inseguro, pero que éste ya no es el caso.

Lo importante es actuar ahora. Romper cualquier adicción conlleva malestar y sufrimiento, pero la única alternativa es pasarte la vida sintiéndote atrapado. Puedes elegir entre un sufrimiento a corto plazo camino hacia la libertad o sufrir indefinidamente, atrapado en la lucha por complacer a los demás. Pues bien, ¿qué eliges?

“…VI QUE EL PUEBLO SE DESBANDABA…” (1 Samuel 13:11)

La búsqueda de aprobación le costó a Saúl su reino. El Señor le había dicho que esperara a Samuel antes de ofrecer los sacrificios vespertinos, pero como Samuel no llegaba y la gente se impacientaba, Saúl desobedeció (lee 1 Samuel 13:8-9). Y cuando Samuel le preguntó por el motivo, él respondió: “…vi que el pueblo se desbandaba y… me vi forzado a ofrecer el holocausto” (versículos 11b,12b). Samuel dijo: “Locamente has actuado; …El Señor habría confirmado tu reino… Pero ahora… no será duradero” (1 Samuel 13:13-14). Saúl comprometió su futuro al temer más al hombre que a Dios.

Pablo dijo: “…siguiendo la verdad en amor…” (Efesios 4:15). Básicamente, la búsqueda de aprobación es deshonesta, porque los que la buscan no son sinceros acerca de sus sentimientos. Le dices a la gente lo que quiere oír en vez de lo que tienes que decirle. No tienes por qué ser grosero pero tampoco un pelele. Sólo porque alguien no quiera oír la verdad no te exime de la responsabilidad de decirla.

¿Alguna vez te has sentido dividido por algo que alguien te ha pedido que hagas? Una de las formas en la que el Señor nos dirige es por medio de una sensación de paz. Isaías nos habló de ser acompañado por la paz (lee Isaías 55:12), y Pablo dijo: “…sigamos lo que contribuye a la paz…” (Romanos 14:19). Cuando no estás tranquilo a la hora de hacer algo, es bueno decirlo. De hecho, la gente no debería esperar que prosigas hasta que lo estés. Pero esto raramente sucede cuando requiere tu ayuda para cumplir su agenda. Jesús dijo a sus discípulos que si la gente no recibe ni escucha sus palabras, se fueran de aquella casa o ciudad y se sacudieran el polvo de sus pies (Mateo 10:14). Por lo tanto, si la reacción de alguien implica el peligro de dejar de hacer lo que Dios quiere que hagas, “sacúdetela” y sigue tu camino.

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