20 de agosto de 2005
Isa?as 64:1-4 1 ?Oh, si rasgaras los cielos y descendieras, si los montes se estremecieran ante tu presencia 2 (como el fuego enciende el matorral, como el fuego hace hervir el agua), para dar a conocer tu nombre a tus adversarios, para que ante tu presencia tiemblen las naciones! 3 Cuando hiciste cosas terribles que no esper?bamos, y descendiste, los montes se estremecieron ante tu presencia. 4 Desde la antig?edad no hab?an escuchado ni dado o?dos, ni el ojo hab?a visto a un Dios fuera de ti que obrara a favor del que esperaba en Él.
Imagina El profesor Alister McGrath ha dicho: «A menudo se ha observado que la humanidad tiene la capacidad de pensar. Tal vez sea una mejor observaci?n decir que poseemos la capacidad ?nica de imaginar.»
El verano pasado, unas pocas semanas antes de que naciera nuestro hijo Seth, Wyatt, nuestro hijo mayor, comenz? a caminar. Espero los a?os futuros cuando ellos librar?n grandes batallas en nuestro jard?n frente a la casa y se llevarón a cabo b?squedas heroicas en su dormitorio. Est? tan sÉlo al final de la escalera, pero ser? una puerta a otros mundos. Espero verme envuelto en la imaginaci?n de ellos, recordar sueños y esperanzas, y una fe en cosas más grandes y profundas.
Isa?as dijo que Dios obrar?a en medio de su pueblo en maneras tan impresionantes que Él nunca antes hab?a imaginado. Hizo uso de esto para mover al pueblo a la fe en un Dios que hace cosas que jamás podr?a ver lejos de Él.
En el Nuevo Testamento, este tema continúa con Jesís, quien ofrece una osada visi?n del evangelio que corre a cada rinc?n de la tierra, y con Pablo, quien proclama a los corintios que estos no tenían idea de los grandes designios que Dios tenía guardados para sus fieles.
Todas ?stas son invitaciones para que so?emos, para que imaginemos.
Imagina formar parte de un movimiento que cambiar? el mundo, parte de una causa tan grandiosa que enmudece pasiones menores y acalla sueños más insulsos. Imagina unirte a una aventura tan temeraria y osada que te lleve a arriesgarlo todo. Debes abandonar la seguridad y la comodidad, y saltar a lo desconocido basíndote nada más que en la promesa de un carpintero que dijo cosas radicales tales como: «Si quieres salvar tu vida, entonces entr?gala.»
Imagina la Iglesia. Es una propuesta imposible: lleva el reino de Jesís a los confines de la tierra. Sufre. Da. Sacrifica. Vive como si no temieras a la muerte, y luego muere como realmente has vivido. Ese es su llamado y nuestra misi?n. Somos un pu?ado, un grupo pequeño de personas, pero se nos ofrece la oportunidad de imaginar nuestra parte en la gran aventura del plan redentor de Dios.
SÉlo tenemos la remota idea de cómo Dios har? su siguiente movimiento. Imagina. –WC
destino ?D?nde he dejado de so?ar, de imaginar? n ?C?mo ser?a una fe imaginativa para m?? ¿De qué manera las palabras de Isa?as estimulan en m? una imaginaci?n centrada en Diosí
en resumidas cuentas: imagina el ma?ana, y el hoy cambiar?.
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