Reflexiones Cristianas – No Es Necesario Buscar Mucho

Karl Barth estaba dando una exposición para un grupo de estudiantes en Princeton.  Un de los alumnos preguntó al teólogo alemán: "¿Usted no cree que Dios reveló a Sí mismo también en otras religiones además del Cristianismo?" la
respuesta de Barth atolondró el grupo.  Humildemente, pero como un trueno, él dijo: "No, Dios no se reveló a través de cualquiera religión, ni aun del Cristianismo.  Él se reveló a través de Su Hijo."

Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.  Jesus Cristo nació de una virgen y vivió en este mundo para proporcionarnos la paz que tanto almejávamos.  Vino a sembrar el amor que permite una vida mejor entre las personas de este mundo.  Vino en los conceder la fe y la esperanza y, a través de Su sacrificio en la cruz, el perdón de  nuestros pecados y la posibilidad de estemos nuevamente en la presencia del Padre.  A través de él tenemos el nombre escrito en el Libro de la Vida y la promesa de una vida eterna en la gloria.

Es maravilloso poder caminar en las calles de ese mundo llevando Jesus en el corazón.  De esta forma tenemos la certeza de una alegría constante mismo delante de las luchas y crisis.  Viviremos confiantes de que despues las
tempestades contemplaremos el sol brillando nuevamente sobre nuestras cabezas y su mano nos dirigiendo a los pastos verdejantes de la victoria.

Muchas veces salimos errantes buscando ésa o aquélla religión.  Un día estamos aquí, otro día, insatisfechos, estamos allí y así vamos pasando por varias religiones.

Queremos encontrar a Dios pero, decepcionados, acabamos no Lo encontrando en ninguna de ellas.  Está bien cerca, en cualquier país y en cualquier cultura.  Él no hace distinción o acepción de personas.  Ama a todos que lo buscan y anhela bendecir a todos.  Está presente y bien próximo de todos los hombres de este mundo.  Él se revela a través de  Su Hijo Jesucristo.  Todo hombre que creer en él será salvo y recibido por el Padre.  No necesitamos presentar una
identificación de miembro de esa o de aquella religión o denominación, basta apenas que creamos en el Filho de Dios y seamos lavados por Su sangre ofrecida gratuitamente en la cruz.