Reflexión Cristiana – ¿Quién Hizo? ¿Quién Deba Hacer?

Reflexión Cristiana – ¿Quién Hizo? ¿Quién Deba Hacer?

«Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» (1 Corintios 3:6-9).

«Yo lo hice» habló cada una de las varas. «Yo lo hice», habló el papel. «Yo lo hice», habló el niño. «No, yo lo hice», habló el viento. Pero, todos ellos, juntos, hicieron la cometa volar. Si las varas quiebran, si el papel se desgarra, si el rabo se prende en un árbol, si el viento cesa, la cometa caerá. Cada uno tiene su parte.

Todos nosotros tenemos un trabajo para hacer. Si la obra del Señor necesita alcanzar éxito, entonces, todos nosotros, miembros de la iglesia, tenemos quehacer nuestra parte. Hay el trabajo de visitación, de oración, y otros incontables trabajos a hacer. De eso depende el éxito de la iglesia local. Nosotros debemos hacer el trabajo en unión, cada uno ayudando en aquello que puede hacer. Es un trabajo de equipo.

Cuando nosotros comprendemos que la obra es de Dios y que nosotros apenas tomamos parte en ella, entonces el nombre del Señor es engrandecido, vidas angustiadas son transformadas, lares son restaurados, todos se ponen muy felices y cada un de nosotros se regocija con las fabulosas bendiciones del Señor.

Cuando entendemos qué nuestra participación en el trabajo de Dios es muy importante, sea ella cual sea, sin la preocupación de ser mayor o mejor, entonces las cosas fluyen perfectamente, como una fuente de alegría.

Si usted quiere ser una bendición en la mano de Dios, si anhela ver las vidas salvas y los hogares brillando con la luz de Cristo, entonces busque se unir a los demás, haciendo su parte con amor, con gratitud a Dios por el privilegio de estar ligado a un equipo que será siempre más que victorioso.

«Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» (1 Corintios 3:6-9).

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