La Palabra de Dios nunca cambia

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La Palabra de Dios nunca cambia

«LA SUMA DE TUS PALABRAS ES LA VERDAD; TUS RECTOS JUICIOS PERMANECEN PARA SIEMPRE» (Salmo 119:160 NVI)

Una editorial publicó un anuncio: «Diez libros a leer antes de morir»; pero sorprendentemente la Biblia no figuraba en la lista. Si hay un libro que tienes que leer sin falta ¡es la Biblia! Cuando un conocido escritor cristiano cambió su libro favorito de recetas de cocina por la «Versión Actualizada» del mismo, comentó: «Ya no era igual; había sido adaptado por conveniencia. Y se está haciendo lo mismo con la Palabra de Dios; se la adapta para que sea más aceptable, más fácil de leer y nos ahorre tiempo.»

Pero lo cierto es que la Palabra de Dios nunca cambia. Las consecuencias del pecado siguen siendo las mismas: «...La paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús…» (Romanos 6:23).

El plan de salvación de Dios tampoco ha cambiado: «…Por gracia sois salvos por medio de la fe… No por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8-9). 

Su método para que encontremos la guía sigue estando en el mismo lugar: «La ley del Señor es perfecta: convierte el alma; el testimonio del Señor es fiel: hace sabio al sencillo.  Los mandamientos del Señor son rectos alegran el corazón; el precepto del Señor es puro: alumbra los ojos» (Salmo 19:7-8). 

La receta contra la ira no ha cambiado: «Confía callado en el Señor… Deja la ira y abandona el furor; no te irrites, sólo harías lo malo» (Salmo 37:7-8 LBLA). 

Su remedio para que encontremos paz es el mismo: «Por nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios… Y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos…» (Filipenses 4:6-7). 

El salmista afirmó: «La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios permanecen para siempre» (Salmo 119:160 NVI). En resumen: las versiones «mejoradas y simplificadas» no son iguales al Libro de los Libros.

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