El Poder De Alentar En La Biblia

El Poder De Alentar En La Biblia

LOS DICHOS SUAVES [SON] MEDICINA PARA LOS HUESOS. (Proverbios 16:24)

Todos necesitamos ser alentados. Ninguno de nosotros consigue logros por sí solos. Los grandes triunfadores de las historia llegaron a serlo gracias a las personas cercanas a ellos.

Son de todos conocidas Las Crónicas de Narnia y El Señor de los Anillos. ¿Pero sabías que sus autores, CS Lewis y JRR Tolkien, respectivamente, eran catedráticos de la Universidad de Oxford y que les unía una gran amistad? Se veían todas las semanas para hablar acerca de sus progresos en sus escritos de ficción y se leían mutuamente pasajes no publicados de los mismos. Fue Tolkien quien animó a Lewis, un ateo declarado, a que explorara la fe cristiana, lo que en su día le llevó a la conversión a Cristo. Y fue Lewis quien animó a Tolkien a que siguiera escribiendo obras de ficción y las publicara. Si no hubiera sido por esa amistad que les unía y la forma cómo se animaron mutuamente, el mundo tal vez no habría tenido nunca los mejores escritos apologéticos del siglo XX ni las mejores obras de fantasía nunca escritas.

Todo aquel que es alentado, ya sea joven o mayor, persona de éxito o no, famoso o desconocido, cambia como resultado de ese aliento. Mark Twain expresó: «Un cumplido me hace estar bien todo un mes». Una palabra de ánimo de un profesor puede cambiar la vida de un niño, la de una esposa puede fortalecer, y hasta salvar, un matrimonio; la de un superior puede inspirar a una persona a alcanzar su potencial. Zig Ziglar dice: «Nunca sabrás en qué momento unas pocas palabras sinceras puedan afectar de forma positiva a alguien.» La Biblia expresa lo siguiente: «Panal de miel son los dichos suaves, suavidad para el alma y medicina para los huesos». (Proverbios 16:24)

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LOS DICHOS SUAVES [SON] MEDICINA PARA LOS HUESOS. (Proverbios 16:24)

Goethe dijo: «Trata a un hombre según parece ser y le harás peor, pero trata a un hombre como si él ya fuese lo que potencialmente podría ser, y le harás lo que debería ser».

Cierto día el director de un colegio llamó a tres profesores y les dijo: «Vosotros tres sois los mejores del colegio, así que os voy a dar noventa alumnos con un coeficiente intelectual superior para ver qué podéis hacer con ellos». Los resultados de esos alumnos fueron de 30 por ciento por encima de la media. Al final del curso, el director, llamó a los tres profesores y les dijo: «Tengo que confesarles algo: No les di los noventa alumnos más prometedores, sino que eran comunes y corrientes. Los escogimos al azar y se los dimos a ustedes». Los profesores entonces concluyeron que habían tenido que ser sus dotes pedagógicas excepcionales lo que había facilitado el progreso espectacular de los alumnos. «Tengo que confesarles otra cosa» añadió el director, ustedes tampoco son los mejores profesores; sacamos sus nombres de unas papeletas, al azar. Entonces, ¿por qué esos alumnos y profesores destacaron de forma tan espectacular? ¡Porque se les animó a pensar que lo podían hacer!

La estrella de baloncesto Reggie Jackson dijo: «Te diré lo que hace un buen entrenador; es uno que se las arregla para hacer creer a sus jugadores de que son mejores de lo que son. Te motiva a tener buena opinión de ti mismo. Te deja saber que cree en ti y eso hace que te esfuerces más. Y una vez que sabes lo bueno que eres de verdad, nunca te conformarás con jugar por debajo de tu mejor nivel». ¡Vamos, anima a alguien hoy!