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15 Formas o Maneras Fantásticas de mejorar su predicación

15 Grandes Formas Simples Para Mejorar Sus Sermones Y Predicas

Soy un pastor al que no le gustan las evaluaciones en los cursos y un predicador al que no le gustan las críticas en los sermones. Por lo tanto, soy receloso de decirles a los demás cómo mejorar su predicación o su enseñanza. Así que, aquí hay 15 maneras (algunas que tal vez son sorprendentes) para mejorar la manera como comunicas el evangelio de Jesucristo:

Asume Siempre Que Necesitas Mejorar

Si crees de verdad que no tienes espacio para mejorar, pregunta a otros hasta que encuentres a alguien que sea lo suficientemente honesto para ayudarte (de hecho, esa persona podría decirte que a veces te ves arrogante).

Piensa En La Última Vez Que Mejoró Intencionalmente Su Enfoque

Si tu última mejora intencional ocurrió hace años, o si no puedes recordar cuándo fue, es posible que te hayas estancado como predicador del evangelio.

Lee la Biblia y Ora Todos Los Días

Esta sugerencia es básica, pero es importante. Los predicadores y maestros que leen las Escrituras solo para preparar una lección han reducido la Biblia a un simple libro de texto. Aquellos que se comunican sin orar regularmente están operando en su propio poder.

Abandona El pecado De Tu Vida

Una vez más, es fundamental pero imperativo. El pecado drena nuestra pasión por Dios y nos roba nuestro poder para comunicar el evangelio. Así que, abre las Escrituras con un corazón limpio, y verás el puro gozo del Señor.

Pase Más Tiempo Con Su Iglesia

Tu trabajo es enseñar la Palabra, pero es más que eso: es enseñar la Palabra a la gente. De hecho, se trata de un pueblo en particular: tu clase o tu congregación. Conócelos tan bien que puedas ayudarlos a aplicar la Palabra de Dios a sus vidas.

Prepara Un Grupo de Oración

No asumas que otros están orando regularmente por ti mientras predicas o enseñas. Alista guerreros de oración que intercedan específicamente por tu santidad, tu preparación y tu enseñanza. Debes saber que estarás proclamando la Palabra bajo el poder de Dios.

Estudia La Predicación y La Enseñanza

Busca clases de predicación o de enseñanza de la palabra en la internet.

Lee libros sobre la predicación de la palabra y la enseñanza (por ejemplo, puedes ver aquí miles de recursos). Incluso los predicadores y maestros con experiencia pueden aprender siempre revisando estos materiales.

Escucha a Otros Predicadores o Pastores Conocidos

Si crees que tu predica o enseñanza toma mucho tiempo, escucha a alguien que sea más conciso. Aprenda el valor de las historias e ilustraciones considerando lo que recuerdas de un sermón. Toma nota de las buenas introducciones y conclusiones. Absorbe de los demás sin tratar de convertirte en otra persona.

Invita a Otros a Ayudarle a Prepararse

Alista a otros para que caminen contigo mientras preparas tu sermón o lección. Invítalos a criticar tu exégesis y el bosquejo propuesto. Predícales el sermón primero. Si el tiempo no te permite tomar este enfoque cada semana, inténtela por lo menos una vez al mes.

Responde simple y claramente a las preguntas «qué», «y quien» y «Por qué»

¿Qué dice el texto bíblico? ¿Por qué importa esa verdad? Como oyente, ¿qué debo hacer con esta enseñanza? Si como predicador o maestro no puedes contestar estas preguntas, tampoco lo harán tus oyentes.

Practica

Lee tu sermón o bosquejo una y otra vez. Apréndelo en tu cabeza, ponlo en la pared, ministra a tu hijo con el, varias veces. Aprende el material tan bien que puedas conectarte fácilmente con tu audiencia cuando lo enseñes.

Haga Una Reflexión Inmediata

Tan pronto como sea posible después de enseñar o predicar, toma algunas notas. ¿Qué funcionó bien? ¿Qué necesita ser cambiado? Toma notas mientras tu enseñanza está fresca en tu mente.

Escucha y observa tus propios sermones o lecciones

Con el fin de comunicar mejor el evangelio, conviértete en la audiencia de su propia enseñanza o predicación. Y, si no descubres que puedes mejorar, vuelve a la sugerencia #1 anterior e invita a otros a escuchar su mensaje contigo.

Invita a personas que no pertenezcan a la iglesia a escuchar sus sermones o lecciones

Pídele a un amigo o a un incrédulo que critique su enseñanza. Averigua si él o ella entiende sus puntos. Determina con qué frecuencia usas la jerga «evangélica». Mira si tu amigo considera que su enseñanza es aplicable. Inténtalo – ¡puede que tu amigo incluso se convierta a Jesús!

Cuida de ti mismo físicamente

Come adecuadamente. Duerme bien. Tómate tus días libres. Toma tus vacaciones. Un predicador o maestro exhausto y fuera de forma no es un buen testigo del poder transformador del evangelio.

¿Qué otras sugerencias me darías? Por favor escribe las en la parte inferior en el área de los comentarios.

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