¿Por Qué Debes Ir Más Despacio Según La Biblia?

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Biblia: ¿Cómo Bajar La Velocidad En Tu Vida Cristiana? Urgente o Importante

Biblia: ¿Cómo Bajar La Velocidad En Tu Vida Cristiana?

Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo; porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará el Dios de Israel (Isaías 52:12).

Es posible que hayas escuchado hablar de la enfermedad de la prisa, bueno, si no la conoces, te daré una definición que encontré en la web y dice:

La enfermedad de la prisa aparece sobre todo en entornos urbanos. El principal origen es el trabajo: la presión hacia el rendimiento y el miedo al despido eleva esta realidad psicológica. La imposibilidad de conciliar vida familiar con trabajo, eleva la sensación de no llegar a nada y descuidar lo más importante.

Los que padecen esta enfermedad entran y salen de los carriles cuando el tráfico está congestionado; ellos siempre intentan ser los primeros cuando el avión aterriza, no importa que tenga que esperar una vida para recoger la maleta en la sección de equipaje; te tocan la bocina cuando no andas rápido cuando el semáforo cambia al color verde; dan golpes con las manos o pies a cualquier cosa que encuentren cuando tienen que esperar; presionan una y otra vez el botón del ascensor pensando que podrán hacer que este vaya más rápido.

Este tipo de gente con la enfermedad de la prisa nos recuerdan a los colibríes. Estas pequeñas aves volar hacia delante y atrás en el aire sin ir a ningún lugar. Sus alas pequeñas se mueven hasta 80 veces por segundo. Puedes creer que esto es genial, el problema es que su vida es corta, no pueden vivir más de 3 años, en comparación con un águila que vive treinta años.

¿Cuál es la diferencia entre el águila y el colibrí?

El águila ha aprendido a guardar su fuerza y energía aprovechando las corrientes de viento que Dios le ha dado. El mensaje aquí es simple: cuando recurrimos al poder que habita en nosotros por Espíritu Santo, duramos más y llegamos más alto de lo que nunca soñamos.

La historia de un pastor es más ilustrativa, él cuenta que era una bola de estrés cuando era joven, destruyendo a todos los que se acercaban. Hasta que un día, uno de sus hijos dijo: Papi, seré rápido en lo que voy a decirte

Él respondió: Claro que si, hijo, puedes hablar despacio.

Después de un tiempo largo, tuvo un momento de «ajá» cuando su hijo dijo: ¡escucha despacio!

Decidir moverse a un ritmo más lento mejorará definitivamente la calidad de tu vida y de tus relaciones.

Intenta ir más despacio es un proceso difícil para quien vive en el mundo de lo urgente y olvida de lo importante. Mira lo que dice el profeta Isaías sobre el ser apresurado en tu vida cristiana.

 El que creyere, no se apresure (Isaías 28:16c).

En el momento que entras en el camino del engaño de esta enfermedad de la prisa, envías a tu cerebro un mensaje, el cual pone tu cuerpo en acción, en este momento se liberan lo que los científicos llaman como las hormonas del estrés. El cortisol y la adrenalina se disparan para prepararte para el peligro. ¿Sabías que el cuerpo no sabe reconocer entre el peligro físico de los peligros de la vida? El cuerpo solo sabe que necesita energía y la envía para hacer frente al problema.

Es verdad que lo el cuerpo hacer es supera sombroso y es magnífico cuando enfrentas un peligro físico. Pero el vivir con tu cuerpo alerta al máximo nivel es una locura, es como pelear en el ring de box de 15 asaltos seguidos. Esto causa que, más temprano que tarde, pagues el precio, cuando una enfermedad del corazón, olvidarse de las cosas, úlceras, u otras peores. ¿Cuál es la remedio para todo esto?

Es lo que yo llamo las poderosas 3 C’es: Conciencia, Confianza, Cambio.

Examine tu conciencia sobre la velocidad de vida que llevas y en la persona que te transformas cuando aumentas la velocidad. Hazte la siguiente pregunta: ¿Cómo evitar que esto ocurra?

Confía que Dios por medio de su Espíritu Santo te dará la salida a esa situación, y comienza un proceso de cambio en tu vida diaria.

Cambia, reduce la velocidad en forma gradual. Piensa y detente y para escuchar, actúa más despacio. La prisa hace que se pierda lo mejor del momento. Aunque no lo creas, pero cuando vas rápido te equivocas más, y el trabajo puede ser más pesado, en otras palabras, pierdes tiempo. ¿Cómo estás leyendo este devocional? ¿Rápidamente? Si es así, hay una palabra para ti el día de hoy: tomate un poco más de tiempo para meditar después que leas el escrito en baja velocidad, después de esto, habla con Dios en oración. Dile al Señor, que desea hablarte hoy, qué cambios él quiere en tu vida, y en que debes mejorar.

Recuerda que la velocidad de Dios es despacio y más despacio. Dios no está apurado, así te propones en ir despacio, entrarás en línea con Dios.

Aquí te dejo algunos versículos bíblicos para profundizar tu devocional diario: Jeremías 14-17, Mateo 23:1-12, Salmos 95, Proverbios 14:29-33 Éxodo 20:1-17, Mateo 5:1-12

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