Devocional Diario 22 de Agosto del 2005

 

 

 

 

 

 

Lunes 22 de Agosto del 2005

 

 

Hebreos 4:12

La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos.

 

El pequeño armario

 

 

 

 

Brígida no tenía motivos para estar descontenta. Era feliz en su matrimonio y sus dos hijos le procuraban mucha alegría. Sin embargo, tenía la sensación de que algo le faltaba.
Cierta vez, al poner orden en un viejo guardarropa, encontró un libro que hablaba extrañas cosas sobre el ocultismo. Lo leyó, pero su intranquilidad aumentó.

Poco después, en un mercado callejero, vio un pequeño armario que en seguida le gustó, y lo compró. Mientras lo llevaba hasta su auto, se encontró con Margot, una antigua compañera. A ésta le gustó tanto el pequeño armario que quiso comprárselo, pero Brígida no se lo vendió.
Al día siguiente Margot fue a la casa de Brígida y le dijo: –El pequeño armario que compraste ayer no se me quita de la cabeza. ¿No me lo quieres vender? La dueña se negó otra vez, pero hizo entrar a Margot. Entablaron una conversación y Margot contó que invertía mucho de su tiempo en el yoga y las religiones orientales. Cuando finalmente se despidió, vio sobre la mesa el libro de ocultismo. –Éste es un buen libro, debes leerlo… pero no vayas a leer la Biblia, le dijo al salir.

Brígida quedó perpleja. ¿Por qué esta aversión por la Biblia? En cuanto tuvo la oportunidad compró una. Con gran interés la leyó y constató que en ella estaba la verdad. Al terminar la lectura de los evangelios y de los Hechos de los apóstoles estaba convencida de que debía confesar sus pecados y aceptar al Señor Jesús como su Salvador. Así halló la paz que le faltaba.

 

 

 

 

 

 

© Ediciones Bíblicas “La Buena Semilla 1166 PERROY (Suiza)

 

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