Caminar sobre las aguas. Parte 3

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Caminar sobre las aguas. Parte 3

«DIOS ES… NUESTRO PRONTO AUXILIO EN LAS TRIBULACIONES» (Salmo 46:1)

Observemos dos aspectos más:

1) Cuando te enfrentes al terror y al desastre, busca a Aquél que te puede librar. Trata de imaginar un barco azotado por unas olas enormes y a unos discípulos aterrorizados, convencidos de que iban a naufragar. Éstos olvidaron la promesa: «Dios es… nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…» (Salmo 46:1-2). No llamaron a Jesús para que les ayudara, sin embargo al avanzar la noche y cuando la situación ya era crítica «Jesús fue a ellos andando sobre el mar» (Mateo 14:25). ¿Se alegraron de verlo? No; su miedo se intensificó y dijeron: «¡Un fantasma!» (v.26). Ten cuidado. El temor puede distorsionar tu percepción de las cosas, de manera que veas la respuesta como si fuera otro problema. A menudo, lo que parece una amenaza es en realidad una bendición en potencia. Por ejemplo, pierdes tu trabajo y Dios abre la puerta de otro mejor, pero tu recelo a no dar la talla te impide ir a la entrevista. Busca a Jesús en los momentos de temor; si te quita algo menor, es para darte algo mejor.

2) Para obtener lo mejor de Dios, tienes que hacerle frente a tus miedos. Jesús le pidió a Pedro que caminara hasta donde Él estaba. El apóstol creyó que iba a estar más seguro en medio de la tempestad con Jesús que en la barca sin Él, así que decidió caminar sobre las aguas. Pero llega un momento, después de dar un paso de fe, en el que oyes una voz que dice: ‘¿Qué pasa si no soy capaz de hacer esto?’ Pedro oyó esa voz y entonces las olas empezaron a asaltarlo. Con gran pánico, clamó a Jesús, quien inmediatamente lo rescató. En realidad Pedro no se estaba hundiendo; ¡estaba aprendiendo y madurando! Cuando caminas por fe, hasta tus fracasos te llevarán a la victoria. Por ello, da el paso y ve hacia Jesús; Él no va a dejar que te ahogues.

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