En una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. Job 33:14.

Divinas advertencias

El 3 de junio de 1997 unas 100 personas hallaron la muerte en un grave accidente ferroviario en Alemania. La prensa consternada escribió: «La catástrofe demostró con una inimaginable dureza los peligros y los límites de la vida moderna». ¿En el mundo de la técnica moderna creemos poder contar con absoluta seguridad, y esto es soberbia?. ¿En todo caso, el accidente ferroviario nos hizo abruptamente conscientes de que nuestro camino en esta tierra, cualquier viaje puede ser el último?. Sí, es lo que Dios quiere hacernos entender.

Otro desastre también lo señala: el 4 de junio de 1989 hubo un grave accidente del ferrocarril transiberiano, el cual dio como resultado centenares de muertos. La causa fue un escape de gas de un gasoducto que se hallaba a 1,5 Km. De distancia. En el momento en que dos trenes se cruzaban, hubo una poderosa explosión cuyo poder fue sólo el 20% inferior a la bomba de Hiroshima. La fuerza del fuego alcanzó a los dos trenes. Tres horas antes los responsables habían notado una baja de presión en el gasoducto. Pero en lugar de hacer caso a la señal de advertencia y buscar dónde estaba el escape, sencillamente elevaron la presión. De esta manera salió una gran cantidad de gas, que se acumuló cerca de las vías.

Seguramente todos hemos observado divinas señales de advertencia en nuestras propias vidas. Pero cuando acallamos su voz en lugar de volvernos a Dios, cuando aumentamos la «presión» en la dirección equivocada, no se puede evitar la catástrofe.

Reflexionemos: es peligroso postergar nuestra conversión a Dios, debemos responder cuando él llama.

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