[devocional-lunes] 20 de Marzo de 2006 – Una ?ltima tentaci?

Los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo:
Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo;
si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 
Mateo 27:39-40.

Una última tentación

       El Señor Jesús había glorificado perfectamente a Dios durante su andar en la tierra. En dos oportunidades Dios mismo había declarado: ?Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia? (Mateo 3:17; 17:5). La maldad de los hombres, los ataques de Satanás, la incomprensión y luego el abandono de sus discípulos no habían podido alejarlo de su camino de obediencia. El amor por Dios y por los hombres lo sostuvieron en su determinación.

       Cuando estaba en la cruz y se disponía a dar su vida, Satanás le presentó una última tentación: ?Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz?. Al sentir que la victoria se le escapaba, el enemigo desplegó todos sus esfuerzos para desviar al Señor Jesús de la obra para la cual había venido. Diferentes clases de personas: la multitud, los sacerdotes, los escribas, los ancianos, los gobernadores y finalmente los soldados le injuriaron y con burla le invitaron a bajar de la cruz y salvarse a sí mismo.

       Pero el Señor Jesús hizo caso omiso a esa provocación. La hora de la cruz no podía ser anulada ni diferida. Entonces, después de las tres tenebrosas horas, exclamó: ?Consumado es?, y entró voluntariamente en la muerte. Con toda justicia habría podido volver al cielo sin pasar por la muerte, pues él nunca pecó (1 Pedro 2:22). Pero gracias le sean dadas, no bajó de la cruz. Los planes de Satanás se frustraron y Dios fue glorificado. El amor fue más fuerte que la muerte. ¡A nuestro Salvador sea gloria y majestad!

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