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Por Sus Frutos Los Conoceréis: Mateo 7 (Biblia)

Evangelio: Mateo 7:15-20 «Por sus frutos los conocerán»

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
«Tengan cuidado con los falsos profetas; se les acercan disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de las zarzas? Del mismo modo, todo árbol bueno da frutos buenos, mientras que el árbol malo da frutos malos. No puede un árbol bueno dar frutos malos, ni un árbol malo dar frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa al fuego. Así que por sus frutos los conocerán».

Reflexión Sobre Mateo 7:15-20:

Jesús alienta y prepara a sus discípulos para que den buenos frutos. Esta es su principal misión: dar frutos que perduren. Pero solo lo lograrán si están unidos a Dios y son humildes. Por ello, nadie se puede vanagloriar o adjudicarse el mérito de los frutos en su trabajo apostólico.

En el orden de la vida espiritual solo somos colaboradores, y solo uno produce fruto: Dios nuestro Señor. No es una lección fácil, requiere olvido de uno mismo, y humildad, como dice Jesús: «cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: Somos siervos inútiles…» (Lucas 17:10)

Vivimos en un mundo frenético en sus comunicaciones y en buena parte de sus actividades laborales y comerciales. Se valora a quien produce más y se margina a quien no alcanza tales niveles. Solo se busca a personas que encabecen proyectos de éxito. La lógica evangélica es, si cabe, más comprometedora.

Para ser un buen discípulo de Cristo no basta emplearse a fondo, como lo haríamos al ocupar un cargo de responsabilidad en una empresa hoy en día. Es necesario ser heraldo de la buena nueva a todas horas.

El énfasis aquí pasa del hacer al ser. Y en esta responsabilidad todos tenemos que ver; no hay categorías, clases, o niveles. Cristo quiere que cada uno de nosotros le acompañemos, que seamos sus colaboradores en anunciar la buena nueva. En los primeros tiempos los cristianos no disponían de oficinas de prensa, ni de emisoras de radio, ni de canales de televisión para transmitir el Evangelio.

¿Qué fue lo que hicieron? Comunicaron de persona a persona el mensaje del Maestro. Habían recibido el Espíritu Santo para que pudieran cumplir con la misión de cristianizar el mundo, lograron transformar la faz del gran imperio romano a la vuelta de unos siglos.

Eran hombres sencillos, sin instrucción, simples pescadores, aparentemente indefensos y desprotegidos ante un mundo poderoso y hostil.

Eran un pequeño rebaño. Pero habían tenido un Maestro sin par, un Maestro que los había convencido, que les había ido modelando el corazón, abriéndoselo hasta los horizontes infinitos del mundo, llenándoselo de una fe y un amor incontenible. Aprendamos bien de este maestro, y digamos al final de la jornada: somos tus siervos inútiles.

Oración:

Jesús, enséñame a predicar el Evangelio. Dame la gracia de ser un eslabón que continúe la cadena de tu mensaje entre mi familia, entre mis amigos; que no me avergüence de tu mensaje de salvación.

Propósito:

Procuraré ser apóstol con mi palabra, con mi alegría, con mi ejemplo.

DIOS Padre todopoderoso te bendiga, Cristo Jesús te llene de gozo, El Espíritu Santo te guie.

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2 COMENTARIOS

  1. Que Maravilloso nuestro Padre que envió a su hijo a enseñar la Buenas Nuevas,me encantaría ser árbol que da buenos frutos,le pido a mí Dios que entre en mí corazón lo limpie y me llene de su Espíritu Santo.Gracias por el Devocional

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