Tú puedes dominarlo: El Pecado de Caín

«Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto.  Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte.  No obstante, tú puedes dominarlo» Génesis 4:7  

Y pensar que fue el propio Dios quien dijo estas palabras a un hombre celoso de su propio hermano, molesto consigo mismo y airado contra todo lo que le parecía injusto.

No le hizo caso a Dios, apenas terminó el Señor de hablarle no fue a meditar en sus actos, no evaluó si su cólera era razonable, si los sentimientos hacia su hermano eran correctos, si Dios no habría tenido razón de llamarle la atención.  ¿Yo puedo dominarlo? ¡Pero si aca yo soy la víctima!, eres tú mismo Dios, ¡mi creador quien eres injusto conmigo!  

No meditó mucho más, fue en busca de ese hermano, motivo de su amargura y lo mató. Caín el pecado te acecha, es una fiera agazapada que espera un descuido tuyo para atraparte, pero tú puedes dominarlo… si te fijas bien que el problema está en tu corazón. Pero Caín enojado, Caín molesto le dio la espalda a Dios y destruyó a su propia presa.

Nunca más pudo caminar con la frente en alto, en ella llevaría la señal de su terquedad toda su vida y hoy todavía es el ejemplo de la traición y la necedad. El pecado nos acecha, se presenta como una fiera voraz escondida en todo lo que está a tu alrededor, hasta puede estar dentro tuyo, listo a tomar control de todos tus sentidos, desea poseerte y usarte para cometer un asesinato contra la santidad.

Nsotros igual que Eva, como Caín ahora, nos encontramos frente a la tentación, primero fue un árbol y una deliciosa fruta, luego celos contra un hermano que se siente provocado a matar, el pecado que te acecha no es más pequeño que los anteriores, todo rompimiento contra la santidad es algo que ofende a Dios y destruye tu imagen como creyente. 

El Señor nos recuerda hoy, como lo hizo con Caín que podemos vencer al tentador, si tienes temor a Dios, podrás vencer al demonio que busca tomarte, poseerte y destruirte, busca el rostro del Señor, sigue sus pasos, podrás andar con la frente en alto y vencerás al enemigo de Dios.  

Dios quiere que busques la santidad.  

Martha Vílchez de Bardales

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