La Navidad – ¡La Gran Noticia!

¡La Gran Noticia!

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Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado .  .  .


Isaías 9:6 Mucha gente hoy comete el mismo error cuando escucha la palabra NAVIDAD.  No piensan en Jesus ni en su nacimiento milagroso.  Más bien piensan en reuniones familiares, comidas festivas, decoraciones y regalos.  A ellos, la Navidad les trae nostalgia y recuerdos de la niñez.  Ahora bien, toda esta celebración no es mala.  Pero si eso es todo lo que la Navidad significa para nosotros estamos pasando por alto su verdadero significado.
El verdadero significado de este día especial se resume en las palabras del ángel a los pastores aquella noche tanto tiempo atrás: " .  .  .  os traigo buenas nuevas de gran gozo que seran para todo el pueblo; porque os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor" [Lucas 2:10-11].

Esa es la gran noticia de Navidad!

La vida de la madre de Jesus era simple y llana.  Hacía las tareas que hacían otras chicas de su edad, aprendiendo a ser una buena ama de casa para su futuro esposo.  No había nada extraordinario en su vida exterior .  .  .  al menos nada revelado en las Escrituras.  No obstante, ¡qué tesoros de gracia se hallan ocultos en la actitud de María!  Cuando el ángel anunció que su hijo sería llamado "Hijo de Dios", ella respondió: "Hágase conmigo conforme a tu palabra" [Lucas 1:38].

Su respuesta contenía todo lo que nuestro Señor requiere: la pura y simple sumisión del alma a Su voluntad.  Ese era el secreto de la profunda espiritualidad de María.  Ella se abandonó a la voluntad de Dios en el presente y recibió la gracia para hacer lo que Dios le pidió.

¿Qué te está pidiendo Dios a ti?  Puede ser algo magnífico o algo ordinario.  Puede ser responder activamente a un mandato de la Escritura, o someterte con paciencia al sufrimiento actual.  ¿Eres capaz de aceptar cada momento con gracia y sumisión?  ¿Puedes responder al Señor como lo hizo María al ángel: "Hágase conmigo conforme a tu palabra?
El nacimiento de Jesucristo fue como ningun otro.  La de María fue una concepción "del otro mundo".  El ángel le dijo: "El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" [Lucas 1:35].  El niño concebido en ella era de un mundo distinto al nuestro.  Y tenía que ser así, porque el niño que le nació a María era Emanuel, "Dios con nosotros" [Isaías 7:14; Mateo 1:23].

En el silencio de la noche, envuelto en carne mortal El que enmarcó las montañas, su primer aliento da.
Lejos de la vista humana, la promesa nunca olvidada es en amor engendrada para la muerte conquistar.
El bebé nacido en Belén era de origen celestial.  Dios había entrado en la tierra en la forma y naturaleza del pequeñito de María.  Él vino al mundo desde arriba, y su encarnación hizo posible nuestra redención.  Ahora ponte a pensar.  Nuestro propio nuevo nacimiento – nuestra regeneración – viene de fuera de este mundo.  Jesus dijo que nacemos de nuevo "del Espíritu" [Juan 3:3,7-8].

Nuestra salvación no es de fuente terrenal, sino del mismo Dios a través de Jesus por medio de su Espíritu.  En cierto sentido, entonces, nuestro corazon se convierte en "un establo de Belén", un lugar adonde Jesus viene al mundo.  Le abrimos la puerta por fe, y Él nace en nosotros por medio del bendito Espíritu Santo.  Le damos a conocer a otros por medio de su poder en nosotros.  ÉL afecta todo aspecto de nuestra vida.  Somos un "Belén", su lugar de entrada al mundo de hoy.

¿Y Belén?  Con el nacimiento de Jesus, la profecía de significado de Miqueas se cumplió: "Pero tu, Belén Efrata, aunque eres pequeña e4ntre las familias de Judá, de ti me saldrá el que ha de ser gobernante en Israel.  Y sus orígenes son desde tiempos antiguos, desde los días de la eternidad" [Miqueas 5:2].  Belen se define por el nacimiento de Jesus.

¿No sucede lo mismo con nosotrosí  Cuando Cristo viene a vivir en nosotros, somos cambiados.  Dejamos de ser seres humanos ordinarios y nos convertimos en la morada del Espíritu Santo.  Nuestra identidad y destino están marcados por Él, tan ciertamente como una ciudad se have conocida por la persona significativa que nació allí.  La navidad es una época maravillosa para celebrar la presencia de Cristo en nosotros, y el cambio que Él trae a todos los que lo invitan a entrar.

La maravilla de la Navidad es que el Hacedor de las montañas exhaló su primer aliento como bebé.  Aquel que enmarcó el universo asumió carne humana para poder salvarnos.  La encarnación es la asombrosa combinación de quién descendió del cielo a la tierra, cómo llegó y porqué vino.  "Porque en Él fueron creadas todas las cosas .  .  .  Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen .  .  .  Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, y por medio de Él reconciliar todas cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de su cruz" [Colosenses 1:16-20].

Cuando Jesus exhaló su primer aliento en la tierra se cumplió una promesa de amor de Dios el Padre.  El Cristo-Niño a quien los ángeles anunciaron y los pastores proclamaron había venido a morir.  El bebé en el pesebre era "La imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación" [v.15], "en quien tenemos redención: el perdón de los pecados" ¡Venid adorémosle!

Esta es la Gran Noticia.
No celebres la Navidad sin invitar al Huésped de Honor.
Celebremos juntos el nacimiento de nuestro Salvador.
Dios te Bendiga y Muchas Felicidades.

Desconozco su autor


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