Todo Está Preparado

Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Hebreos 4:7

Mirad que no desechéis al que habla. Hebreos 12:25

Todo Está Preparado

Pocos días antes de su crucifixión, Jesús contó la historia de “un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo” (Mateo 22:1-14). Ella ilustra admirablemente la gracia de Dios que invita a gente de toda clase a compartir su gozo. Todo está preparado, no hace falta nada, solamente responder al llamado de Dios.

Normalmente no se rehúsa una invitación a una boda, y menos aún cuando se trata de una recepción real. Sin embargo, en esta parábola, los invitados inventan la peor excusa. Esa imprevista reacción ilustra lo que somos. Aceptamos con mucho gusto invitaciones por amistad o conveniencia, pero cuando Dios nos convida ponemos inconvenientes. Una invitación desinteresada nos parece increíble. Sin embargo, Dios lo hace. 

No rehusemos su invitación, como en la parábola, por pretextos de trabajo o de familia (v.5). La sala de bodas se llenará con todos aquellos que hayan aceptado la invitación, cualquiera que sea su grado de culpabilidad a los ojos de los hombres puesto que todos habrán sido salvos por la misma gracia de Dios a través de la fe en su Hijo Jesucristo.

Para participar de esa fiesta era necesario haberse puesto el vestido de boda dado por el rey en el momento en que los invitados llegaban, ya que venían tal cual habían sido hallados en el camino (v.10). Así, pues, la única condición que Dios pone para acogernos en su paraíso es que hayamos puesto a un lado nuestra propia justicia para vestirnos con la de Jesucristo (1 Corintios 1:30).

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