Poemas Cristianos – Los brazos extendidos de Cristo

Poemas Cristianos – Los brazos extendidos de Cristo

Con los brazos extendidos
estaba el Rey,
ya no en el cielo,
ya no en el trono,
sino en una cruz,
clavado,
escupido
odiado
y herido.
Con los brazos extendidos
estaba el Rey,
ya no amado,
ya no buscado,
alli estaba solo,
y traicionado.
Con los brazos extendidos
estaba el Rey
ya no para abrazarte,
ni para ser abrazado,
sino para morir.
Alli estaba el Rey,
en tu lugar y el mio
en la condenacion,
en el lugar del tormento,
del castigo
y del sufrimiento.
Miralo alli
sublime pecador,
miralo alli en tu lugar,
¿ no te mueve el corazon,
a pedirle perdon ?.
Mira sus brazos extendidos,
El no los puede mover
alli en la cruz,
pero ahora
si te puede recibir,
porque ha resucitado,
y ahora sus lindos
brazos,
estan libres,
ven,
Cristo te ama,
Cristo esta vivo,
y tiene para ti
la vida eterna.

Escrito por Dr. Jose Luis Gonzalez

1 COMENTARIO

  1. EL VISITANTE
    En el amanecer de mi alma estas tú
    Visitante del camino.
    Esperanza del desprotegido
    Glorioso Dios celestial
    Ángel guardián del que a ti clama
    Pan del cielo que sacia el hambre,
    Del que te busca

    Visitante de la mañana.
    Que al alma sedienta das el agua
    Sol de justicia del amanecer
    Omnisciente y omnipresente
    Siempre presente asistiendo al que te busca
    Lámpara de noche para dar luz
    Al que transita en cansado caminar

    Refugio del pobre y desamparado
    Que busca siempre la verdad
    Visitante del camino,
    Visitante, del destino del forastero y extranjero
    Visitante, del corazón herido,
    Que con ungüento quieres sanar sus heridas

    Visitante que cerca estas de mi meditación diaria
    Y quieres escuchar mi oración matutina
    Clamando a ti por justicia,
    Para el huérfano y la viuda, sanidad para el enfermo
    Y quites la tristeza del que llora…

    Que abraces al que esta de duelo
    Que visites la soledad del anciano
    Que busques a los que no te conocen
    Que perdones a los que te ofenden
    Visitante, del camino que a mí… me visitaste
    Para saciar mí hambre de ti… ve y visita
    A todo el que tenga hambre… de ti

    (El espíritu triste seca los huesos,
    Y el corazón alegre hermosea el rostro pr 17:22)
    Alicia Pérez Hernández

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