Sálga de la sombra del pecado

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El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. – Juan 1:29

Jesús vino a quitar el pecado. ¿Se da cuenta usted de lo que eso significa? Quiere decir que Dios, mediante la sangre de Jesús, ha anulado el poder del pecado para que usted, como creyente nacido de nuevo, pueda vivir como si ese pecado nunca hubiera existido. Usted puede salirse de la sombra del pecado de una vez por todas.

Tenga presente que salirse de la sombra del pecado no es garantía de que llevará una vida pura. Quizá caiga algunas veces en pecado, pero tiene una promesa de Dios, sellado con la sangre de Jesús, que dice que cuando usted confiesa ese pecado, Él es fiel y justo para perdonarle y limpiarle de toda maldad. Usted no tiene que vivir ni un momento bajo la sombra del pecado si tiene sentido común para arrepentirse y recibir el perdón de Dios.

«¡Pero hermano Copeland, me siento tan mal acerca de eso!»

No importa como se sienta al respecto. Hágalo por fe. Esté dispuesto a arrepen¬tirse; luego, levántese y ríase en la cara del diablo.

Recuerdo una experiencia que tuve. Había cometido un error garrafal y debía predicar esa noche. Me sentía tan culpable que dije: «Señor, tendrás que conseguirte otra persona que predique esta noche porque yo no voy a hacerlo». De repente, el Espíritu me habló al corazón, diciéndome: «Kenneth, ya me confe¬saste ese pecado, ¿cierto?»

– Sí, ya lo hice.

– Entonces, ¿consideras la sangre por la que has sido santificado como una cosa inmunda?

– Oh, de ninguna manera, Dios mío.

– Pues, eso es lo que estás haciendo. Mi Palabra dice que cuando confiesas tu pecado no sólo voy a perdonarte, sino también a limpiarte y a echar ese pecado en el mar del olvido. Así que, no es agradable que continúes tocando este tema.

Entonces, me olvidé del asunto, fui al culto y prediqué por dos horas y media sobre el perdón de Dios.

No permita que los sentimientos de culpabilidad e indignidad le priven del poder de la san¬gre de Jesús. Arrepiéntase y salga, por la fe, de la sombra del pecado a la poderosa luz del perdón de Dios.

Juan 1:1-34

Kenneth Copeland

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