Hágase: 20 Grandes Preguntas Para Enriquecer Tu Predicación

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20 Grandes Preguntas Para Enriquecer Tu Predicación

Como predicadores y maestros de la Palabra, es fundamental evaluar constantemente nuestra forma de comunicar el mensaje de Dios. Para ayudarnos en este proceso, quiero compartir contigo una lista de veinte preguntas que te invitarán a reflexionar y mejorar tu predicación. Estas preguntas han sido utilizadas y aplicadas a lo largo de los años, y ahora te animo a que las apliques también a tu propio ministerio de enseñanza.

20 Preguntas Que Me Hago Antes de Predicar Un Sermón

  1. ¿Estoy captando la atención del oyente desde el inicio de mi mensaje? Proverbios 16:21 – «El sabio de corazón es llamado perspicaz, y la dulzura de labios aumenta el saber».
  2. ¿Comienzo mi predicación considerando la realidad de las personas, sus necesidades, problemas y preguntas? 1 Corintios 9:22b – «Me hice débil con los débiles para ganar a los débiles. A todos me he hecho de todo, a fin de que por todos los medios salve a algunos».
  3. ¿Evito comenzar demasiado fuerte o demasiado rápido, permitiendo que el mensaje se desarrolle de manera gradual y comprensible? Proverbios 25:15 – «La paciencia convence al gobernante, y la lengua suave quebranta los huesos».
  4. ¿Estoy enseñando algo nuevo y relevante para los hermanos, o simplemente repitiendo lo que ya saben? 2 Timoteo 3:16-17 – «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra».
  5. ¿Estoy comunicando el mensaje de Dios fielmente, basándome en las Escrituras y no en mis opiniones personales? 1 Pedro 4:11 – «El que habla, hable como quien transmite las palabras mismas de Dios; el que cumple un oficio, hágalo conforme a la fuerza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo. A él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén».
  6. ¿He incluido una presentación personal y una cálida bienvenida para establecer conexión con los oyentes? Romanos 12:10 – «Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros».
  7. ¿He recordado en algún momento la misión y los valores de nuestra Iglesia de fe, y cómo se relacionan con el mensaje que estoy compartiendo? Efesios 4:1 – «Por lo tanto, yo, prisionero por causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento con que han sido llamados».
  8. ¿He proporcionado una explicación clara y comprensible del texto bíblico, evitando el uso excesivo de terminología religiosa? 2 Timoteo 2:15 – «Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que maneja con precisión la palabra de verdad».
  1. ¿He compartido algo de mi propia experiencia y testimonio de fe, mostrándome vulnerable, humilde y atractivo para los oyentes? 2 Corintios 12:9 – «Y él me ha dicho: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo».
  2. ¿He interactuado con los oyentes, mencionando sus nombres y fomentando su participación activa durante la predicación? Hebreos 10:24-25 – «Considerémonos también unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca».
  3. ¿He incluido elementos de humor adecuados para crear un ambiente ameno y receptivo? Proverbios 17:22 – «El corazón alegre constituye buen remedio, pero el espíritu decaído seca los huesos».
  4. ¿Estoy siendo realista y auténtico en mi enfoque, demostrando comprensión hacia las luchas y desafíos reales de la vida? Romanos 12:15 – «Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran».
  5. ¿He tocado las emociones de los oyentes de manera genuina y significativa, sin manipular sus sentimientos? 1 Tesalonicenses 2:8 – «De tal manera los queríamos, que nos hubiéramos entregado a vosotros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, porque habíais llegado a sernos muy queridos».
  6. ¿Mi mensaje se mantiene enfocado y coherente en lugar de divagar o perderse en detalles irrelevantes? 1 Corintios 14:33a – «Porque Dios no es Dios de desorden, sino de paz».
  7. ¿He contribuido a satisfacer una necesidad sentida por los oyentes, ofreciendo palabras de esperanza, consuelo, dirección o motivación? Filipenses 4:19 – «Y mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tenemos en Cristo Jesús».
  8. ¿La solución o aplicación que propongo es realista, relevante para la vida diaria y en concordancia con la enseñanza bíblica? Santiago 1:22 – «Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos».
  9. ¿La estructura de mi mensaje conduce lógicamente a una conclusión o aplicación coherente? 2 Timoteo 4:2 – «Predica la palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar».
  10. ¿He omitido algo importante o crucial en mi exposición del mensaje? 2 Timoteo 3:16 – «Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia».
  11. ¿He proporcionado una aplicación clara y práctica tanto para aquellos que buscan a Dios como para los cristianos que desean crecer en su fe y compromiso? Santiago 1:22 – «Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos».
  12. ¿He ofrecido recursos adicionales o la dirección de cómo encontrar más ayuda espiritual, como consejeros de oración o materiales de estudio? Proverbios 15:22 – «Los planes fracasan por falta de consejo, pero tienen éxito cuando hay muchos consejeros».

Estas veinte preguntas son una herramienta valiosa para evaluar y mejorar nuestra predicación. Te invito a que las apliques en tu propio ministerio, y también te animo a buscar sabiduría en las Escrituras y en el consejo de otros creyentes mientras continúas creciendo en tu capacidad de comunicar la Palabra de Dios. Recuerda que, al final de cuentas, el Espíritu Santo es quien guía y capacita nuestra predicación, y nuestro deseo debe ser honrar a Dios y ser instrumentos en sus manos para llevar su mensaje transformador al mundo.

Te dejo un versículo bíblico para meditar: Proverbios 4:13 – «Aférrate a la instrucción, no la sueltes; guárdala bien, que ella es tu vida».

Oremos:
Padre celestial, te pedimos sabiduría y guía mientras nos preparamos y compartimos tu Palabra. Ayúdanos a ser predicadores fieles y efectivos, que comunican tu mensaje con claridad, relevancia y amor. Que nuestras palabras sean instrumentos en tus manos para transformar vidas y glorificar tu nombre. En el precioso nombre de Jesús, amén.

Mil Bendiciones.

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