[devocional-martes] 16 de agosto de 2005 – El sustituto.

Cristo, cuando aún éramos débiles,
a su tiempo murió por los impíos.
Romanos 5:6.

El sustituto

       Nuestro barco se hallaba en un fuerte temporal. Las mujeres y los niños tuvieron que subir a los botes salvavidas. El último de éstos ya estaba casi repleto. Un tripulante debía permanecer a bordo, la suerte me designó. Esta sentencia a muerte fue terrible para mí.

       Juan, uno de los marineros, me había hablado de Jesús, pero siempre me burlé de él. De repente vino hacia mí y me obligó a subir al bote salvavidas, diciendo: ?Yo estoy en regla con Dios; tú no debes morir todavía, pues estarías perdido. ¡Adiós, nos encontraremos en el cielo! Yo no quería aceptar ese sacrificio, pero fui arrastrado al bote y él se quedó.

       Apenas nos habíamos alejado del barco cuando éste dio una vuelta y se hundió. Al verlo, prometí a Dios que mi compañero no habría muerto en vano. Llegados al puerto pensaba más en Juan que en Dios; pero cuando mis compañeros quisieron llevarme consigo a la taberna, me negué diciéndoles que Juan, mi sustituto, me había puesto cita en el cielo, por lo que no quería ir adonde él nunca iba. Poco a poco no se preocuparon más por mí, de modo que a menudo estaba solo. Un día compré una Biblia porque recordaba que Juan la leía.

       Después de haberla estudiado, descubrí que Jesús había muerto por mí para librarme de mis pecados. Me llamó la atención un versículo de la primera epístola de Juan: ?La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado? (1:7). Pedí a Dios que me perdonara mis faltas en virtud de la sangre de Jesucristo. Ahora puedo decir gozoso: Cristo murió por mí; no murió en vano? Juan tampoco.

  • El devocional diario, es editado por: "La Buena Semilla" 1166 Perroy (Suiza) © Copyright: Todos los derechos reservados.
  • El texto enviado hoy es el del día correspondiente del año pasado.
  • El texto del día de hoy puede leerse en nuestra página: https://www.devocionalescristianos.org 

    Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. – Tercera carta de Juan versículo 2.

  • Prediquemos por Internet – ¿Hemos bendecido tu vida con el devocional diario? Si tu respuesta es afirmativa entonces suscribe a otros (pidiendo primero su acuerdo) para que lo reciban al igual que tu haz clic aquí
  • El equipo de Devocionales, Inc. se encarga de enviar este mensaje diariamente por correo electronico a 27.301 suscriptores.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí