[devocional-sabado] 01 de Abril de 2006 – Las herramientas de Dios.

¿Dónde buscar nuestras conviccionesí

Mi porción es el Señor; he dicho que guardaré tus palabras. Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos. 
Salmo 119:57 y 89.

La Biblia es la expresión de la verdad divina. Sea que los sabios más grandes de este mundo le den la razón o se la quiten, ella sigue siendo lo que es: la inmutable Palabra de Dios. Muchas veces, en el transcurso de los siglos, los científicos han tenido que rectificar sus declaraciones y reconocer como verdadero lo que habían señalado como falso, o viceversa. Pero la Biblia no cambia. Su meta no es satisfacer nuestra curiosidad; ante todo, se sitúa en los planos espiritual y moral. No busquemos, pues, en ella la solución de enigmas científicos.

Es cierto que afirma hechos que no pueden y, sin duda, nunca podrán ser explicados. ¿Cómo entender que de la nada Dios haya creado el mundo? ¿Cómo explicar la resurrección de un cuerpo en descomposición, como el de Lázaro (Juan 11), o la ascensión de Jesús al cielo, su próximo regreso, el arrebatamiento de los creyentes y muchos otros hechosí Pero, ¿por qué querer comprenderlosí Dios habló, le creo y esto me basta. Es un asunto de fe, es decir, creer sencillamente a su Palabra escrita. ¿Pretenderemos ser más sabios que Dios, queriendo penetrar en lo que él no juzgó útil revelarnosí

Es sorprendente ver cómo los hombres creen muchas inverosimilitudes provenientes de sus semejantes. Pero cuando es Dios quien habla, entonces razonan y contienden. Sólo la Palabra de Dios es absolutamente fiable. Nunca seremos engañados al buscar en ella nuestras certidumbres.

 

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