Las Esperanzas Ilusorias En La Vida Cristiana

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esperanzas-ilusorias-biblia1Las Esperanzas Irreales en la Vida del Cristiano

«…ÉL SABÍA LO QUE HAY EN EL HOMBRE» (Juan 2:25b)

Nuestras expectativas sobre los demás nos llevan a menudo a la desilusión. «¿Me estás diciendo que no debo esperar nada de ellosí». No, deberías esperar lo mejor y promoverlo, pero nunca olvidar que tan sólo son personas. Cuando los discípulos de Jesús le decepcionaron, no le causó gran daño. Escucha: «…no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues Él sabía lo que hay en el hombre (Juan 2:25). Jesús esperaba lo mejor de sus discípulos, pero Él sabía que aun lo mejor de ellos sería todavía imperfecto. Tú también debes entender esto acerca de tus seres queridos, y tratarles en consecuencia.

El matrimonio perfecto, el amigo perfecto, el empleo perfecto, el vecindario perfecto, y la iglesia perfecta ¡no existen! El Señor sabía esto, así que nos dio instrucciones de cómo tratar con las personas que nos defraudan. Escucha: «Sobrellevad [soportad, conllevad] los unos las cargas de los otros, y cumplid así la Ley de Cristo» (Gálatas 6:2). ‘¿Cuál es la Ley de Cristo?’, te preguntarás. Jesús responde: «Un mandamiento nuevo os doy:… como Yo os he amado, que también os améis unos a otros» (Juan 13:34). Debemos amar como Él – sin condiciones y sin presiones. Admitámoslo, es mucho más fácil hablar sobre cómo tratar a la gente irritable en nuestras vidas que hacerlo. Pero Dios nunca nos manda lo que Él no nos ha capacitado hacer. Y lo más maravilloso es que en el proceso de llevarlo a cabo ¡te parecerás más a Jesús!

«…ÉL SABÍA LO QUE HAY EN EL HOMBRE» (Juan 2:25b) No lo olvides!!

Las esperanzas ilusorias nos afectan en diferentes áreas. Primero tenemos expectativas irrealistas de nosotros mismos. Cuando hacemos las cosas de forma mediocre, nos sentimos mal. Esto pone en marcha un interminable ciclo de buscar cosas que están fuera de nuestro alcance, tratando de probar algo de lo que no tenemos necesidad. Pensamos que deberíamos ser capaces de hacer lo que otros hacen, pero si no tenemos los mismos dones, no podremos destacar en ello. ¡No tienes que probar nada! Solamente tienes que obedecer a Dios y permitirle cuidar de tu reputación. Mientras pretendes sobresalir fuera de tus dones y tu llamado, te estás creando una trampa hacia el fracaso.

Las esperanzas ilusorias también nos afectan en nuestras relaciones con los demás. Hacer a alguien responsable de nuestra felicidad, o a nosotros de la suya, es un error enorme. Abraham Lincoln dijo: «La mayoría de la gente es tan feliz como lo decide en su mente». Si la gente no tiene la perspectiva adecuada sobre la vida, ni tú ni cien personas como tú podrán hacerles felices».

Las esperanzas irrealistas acerca de las circunstancias también nos llevan al fracaso. Escucha: «En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo» (Juan 16:3). Aquí Jesús está diciendo: «Mientras que estéis en el mundo, tendréis problemas. Nadie obtiene un salvoconducto. Pero no os preocupéis; lo tengo todo bajo control». Así que, aprende a ser realista. Siempre tendrás que tratar con situaciones desagradables y personas difíciles. Pero tu actitud (y no la suya) es lo que determinará si disfrutas de la vida o no.

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