El Sembrar y Recoger Según la Biblia

El Sembrar y Recoger Según la Biblia

«…EL QUE SIEMBRA GENEROSAMENTE, GENEROSAMENTE TAMBIÉN SEGARÁ» (2 Corintios 9:6b)

Escucha: «…el que da semilla al que siembra…, proveerá y multiplicará vuestra sementera… (seáis)[seréis] ricos en todo para toda generosidad…» (2 Corintios 9:10-11). Hay una relación directa entre cuánto das y cuánto recibes. Si das lo que se espera de ti, Dios te dará más. ¿Lo creesí Si lo haces, eso revolucionará tu perspectiva sobre el dar. Pablo no hablaba de personas que tratan de hacerse ricas, sencillamente dijo que el Señor quiere personas que financien sus propósitos. Dijo: «No solamente es fidedigno obedecerme, sino que es el camino hacia una mayor bendición». Éstasson buenas noticias para los dadores poco dispuestos. Cuando das algo, es posible que lo sientas como una pérdida, y eso puede ser tremendamente disuasivo. Pablo explicó que dar para la obra del Señor no es deshacerse de algo sino invertir, y con un rendimiento garantizado. El granjero que siembra no pierde su semilla sino que obtiene una cosecha. ¿Puedes imaginarte a uno orando: «Señor, dame una cosecha. Aun no estoy preparado para sembrar ninguna semilla, pero confío en que Tú intervengas, y yo mientras me quedaré con ella, por si acaso.»? ¿Estás haciendo eso? Aquí tienes buenas noticias. Cuando sembramos generosamente, Dios se involucra en nuestra economía. ¿Puedes imaginarte una posición más segura en la que estar? Debes comprender esto: cuando das, eso capacita al Señor para devolverte más de lo que hayas dado, lo cual a su vez te capacita para dar más aun, ¡y así una y otra vez!

«…PARA QUE SEÁIS RICOS EN TODO PARA TODA GENEROSIDAD, LA CUAL PRODUCE, POR MEDIO DE NOSOTROS, ACCIÓN DE GRACIAS A DIOS…» (2 Corintios 9:11)

Mientras colabores con Dios, Él se asegurará de que obtengas todo lo que necesites, cuando lo necesites. Ésa es su oferta, y por lo tanto debería disipar tus temores acerca del dar. De hecho, hay una sola cosa que debieras temer cuando se trata de dar: retener hasta llegar al punto en el que el Señor ya no se implique en tu economía. Aunque no puedes hacer nada para ganarte el amor de Dios, sí necesitas hacer ciertas cosas para caminar en su bendición.

Entonces, la pregunta que deberías hacerte es ésta: `¿Quién está mejor capacitado para suplir mis necesidades, el Señor o yo?’. Si eres generoso con el Señor, Él cuidará de que tengas más que suficiente, para que puedas continuar siéndolo. Pero, en primer lugar, quiere verte invirtiendo más en su Reino, no para que obtengas lo que quieres de Él, sino porque valoras sus eternos propósitos más de lo que valoras tus propios intereses.

¿Estás preparado para dejar atrás tu temor y aprovecharte de la ley de la cosecha invitando a Dios a que se involucre en tus finanzasí Muchas veces, el dinero es la última «puerta» que abrimos al Señor, por creer que representa nuestra seguridad. Si realmente quieres estar seguro económicamente, haz que Dios se implique lo antes posible. Cuanto antes comiences a sembrar semillas, antes empezarás a obtener cosechas. Y cuando eso ocurra, nunca volverás a hacer las cosas de la misma forma que solías hacerlas.

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