Oremos en todo Lugar, Levantando Manos Santas

Oremos en todo lugar, levantando manos santas

Cada viernes, varones de la Iglesia visitamos dos centros de rehabilitación contra adicciones, de manera simultánea a las ocho de la noche compartimos la palabra y dedicamos un tiempo de oración en esos lugares.

No son lugares como los que anuncian en televisión, con comodidades e incluso lujos, más bien son pequeños espacios en los que solo existe una habitación para que todos duerman y esa misma habitación se usa para las reuniones, nos encontramos con personas vestidas con ropa que no es de su talla y usando sandalias, los que apenas llegan están hinchados de sus rostros y sus manos, con sus ojos rojos y húmedos, algunos todavía están sufriendo el síndrome de abstinencia y padecen de vómitos, calambres, ansiedad e incluso delirios, otros están demacrados y con su piel con tono amarillento porque su hígado ya no funciona bien, en fin cuando uno llega por primera ocasión a esos lugares, es realmente desalentador.

Pero sabe algo la mayoría de las personas que se encuentran allí internadas, aun cuando pareciera que las condiciones son terribles, realmente encuentran un refugio, donde tienen techo y comida, donde pueden asearse y tienen quien los ayude con su sufrimiento, uno de los centros que visitamos se llama luz y salvación, y es eso lo que allí ofrecemos (no nosotros sino el Señor) cada viernes al compartirles la palabra, y es maravilloso experimentar la visitación del Espíritu Santo.

Si algo me ha conmovido es ver que sin excepción, cuando empezamos a orar, todos como niños inclinan sus rostros y cierran sus ojos, muchos de ellos con la intención evidente de que por un momento desaparezca la vida miserable que han tenido.

Además cuando les decimos que levanten sus manos, es un acto inmediato, algunos temblando las levantan, otros después de un momento se ve claro el esfuerzo que deben hacer para mantenerlas en esa posición porque están muy débiles, pero no desmayan, teniendo la convicción de que recibirán algo si las mantienen de esa forma, y es una realidad, en esos momentos la presencia de Dios inunda la habitación y los corazones son quebrantados, en esos momentos la paz y el amor de Dios hace rebosar sus corazones y derraman lágrimas y elevan sus voces sin temor pidiéndole ayuda a Dios.

El Apóstol Pablo le escribe a Timoteo:

1Timoteo 2:8 “Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.”

Yo le aseguro que este deseo del Apóstol se cumple, allí hay hombres orando en un lugar aparentemente desolado pero con esperanza, con carencias pero rico en el amor de Dios y su presencia, con vidas casi destruidas y vacías, pero deseosas de ser restauradas y llenas de la paz de Dios, con muchas pérdidas pero también con el anhelo de ganar, realmente ahí se levantan manos santas purificadas por la sangre de Cristo, y en esos momentos no hay ira ni contienda, solo el ferviente deseo de ser agradables a Dios y ser cubiertos de su perdón.

Amados, oremos en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda, y el favor y la misericordia de Dios se harán manifiestos, y las almas perdidas serán rescatadas, y no se sorprenda cuando no se puedan contener los aplausos y los gritos de júbilo de los presentes, porque la libertad se hace real, porque es entonces cuando es abolida la esclavitud del pecado con el poder de la sangre derramada en la cruz del calvario.

Dios les bendiga.

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