Desmantelando Los 4 Grandes Mitos Sobre El Matrimonio

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Mitos Del Matrimonio
Mitos Sobre El Matrimonio Cristiano

Desmantelando Los 4 Mitos Sobre El matrimonio

Y CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES.(Juan 8:32)

Una gran parte de la información que tenemos sobre el matrimonio son en realidad mitos. El mito del «matrimonio perfecto» está muy extendido y es peligroso. Si albergamos expectativas poco realistas, sueños imposibles y pensamientos llenos de fantasía, todo eso nos da información equivocada, nos induce al error, nos desilusiona y nos prepara para abandonar la relación en el momento en que la fantasía choca con la realidad. Únicamente la verdad nos puede hacer libres para que nos sintamos realizados en nuestro matrimonio. Durante los próximos días vamos a explorar algunos de esos mitos.

Mito del matrimonio nº 1. El mito de un amor «vírico»

Este mito sostiene que se es infectado por el amor, como si de un virus se tratara.En una noche de encanto, cuando te encuentres en el lugar adecuado y en el momento propicio, vendrá el virus y ¡zas! te atrapará, serás contagiado y entrarás en una vida de felicidad interminable. El problema es que cuando estás agotado de cuidar a tres niños, y tienes dos trabajos y dos hipotecas, el «virus» se retrae. En la vorágine de platos sucios, pañales y las tareas diarias, algo tiene que ceder. Entonces el romanticismo se desplaza y en su lugar aparece la cruda realidad. Cuando sucede, confundimos el romanticismo con el verdadero amor y pensamos, de forma errónea, que éste nos ha abandonado y que debemos ir tras él.

Pero lo cierto es que el amor no se acaba cuando el romanticismo da paso a la realidad. Si dos personas que una vez se enamoraron están dispuestas a mantenerse juntas en amor a través de las dificultades y las oportunidades de la vida familiar, lo romántico puede crecer de nuevo y llegar a ser más fuerte y más sólido que antes. El amor que sólo se basa en el romanticismo no funciona cuando «en la prosperidad» se encuentra con «en la adversidad» (votos matrimoniales). El romanticismo fundamentado en una decisión de amarse «hasta que la muerte nos separe» es el único amor seguro, es constante y fiable. El enamoramiento hace que nos juntemos; ¡este otro tipo de amor hace que permanezcamos juntos!

Y CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. (Juan 8:32)

Mito del matrimonio nº 2. El mito de la «persona adecuada»

El cual da a entender que la felicidad en el matrimonio depende exclusivamente de encontrar a esa persona. Se dice que dar con ella es cuestión de suerte, que depende de Cupido, de la alineación de las estrellas, de la luna llena en tus ojos como si se tratara de una gran pizza, etc., y algunas veces hasta de Dios. No tienes más que encontrar a la persona adecuada y ésta hará que tu vida sea intensamente feliz, romántica, emocionante, completa, maravillosa. Será, como dice la canción, esa «especie de magia negra» que te retendrá en su hechizo y te llevará a tierras encantadas donde reina el amor eterno. Todo está en manos de esa persona especial. ¡Y uno se convence totalmente y nada le parece más real y verdadero! A pesar del consejo de amigos y familiares, nos entregamos en cuerpo y alma y hacemos todo lo posible para seguir en ese mundo mágico y adictivo.

Cuando se acaba la magia (y siempre ocurre), pueden suceder tres cosas:

1) lloramos, manipulamos, sobornamos y luego culpamos, denigramos y consideramos farsante a la persona que dio ese cambio inesperado y nos hizo desdichados. «Ése no es el hombre con quien me casé», lamentamos. Tal vez no sea la persona que tú esperabas que fuera (esa sólo existe dentro de tu mito), pero sí es la persona con quien te casaste y el problema no es sólo de él;

2) le etiquetamos como «la persona equivocada» y tal vez nos pongamos a buscar a la «adecuada»; o pensamos que todos los del sexo opuesto son iguales y los tildamos de falsos, desleales y veleidosos;

3) o a lo mejor aceptamos la verdad: no existe nadie que nos pueda hacer felices todo el tiempo. Entender y aceptar eso nos hace libres para encontrar la felicidad en nuestra propia transformación para llegar a ser «la persona adecuada», ésa que Dios creó con el propósito de que nos diéramos generosamente y permitiéramos a los demás humanos ser ellos mismos, con sus limitaciones. Dios quiere que aprendamos a buscar nuestra felicidad en Él.

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Y CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. (Juan 8:32)

Mito del matrimonio nº 3. El mito de la «caja llena».

Que consiste en pensar que cuando nos casamos heredamos una caja grande llena de muchas cosas buenas que son como existencias que se reponen a sí mismas, garantizando con ello una dicha matrimonial inagotable y sin esfuerzo. Esa caja contiene romanticismo, satisfacción física, generosidad, verdadero amor, y conlleva recibir un servicio del otro «a la manera que estamos acostumbrados». Imaginamos que podemos meter la mano en la caja y sacar lo que queramos de unas existencias inagotables, ¡con garantías de satisfacción instantánea y bajo mantenimiento! Y parece que al principio funciona así, por lo que nos aferramos más al mito. Hasta cierto día gris en el que metemos la mano en la caja y la sacamos vacía. En ese momento sentimos temor, decepción, ira, desesperación y descorazonamiento; y concluimos que nuestro cónyuge nos ha fallado, o engañado, o abandonado. ¿Por qué habría de estar, si no, la caja vacía? En ese momento el mito te indicará que «es hora de encontrar otra caja». O podrás escuchar a la verdad que te hará libre: que el matrimonio es, de hecho, como una caja grande y vacía. Tu trabajo consiste en poner en ella suficientes existencias para garantizar que se pueda sacar todo lo necesario para una relación enriquecedora.

Jesús dijo: Dad y se os dará con la misma medida con que medís, os volverán a medir.(Lucas 6:38). Tienes que empezar a preguntarte: ¿Qué quiero que haya en la caja? Entonces mete eso mismo en ella. Y luego: ¿Cuánto quiero que haya en la caja? Entonces deposita lo suficiente para que haya esa cantidad. La verdad es que la caja no es más que un recipiente; no se equivocaron ni te dieron una mala caja. Tú eres el dueño de ella, no su víctima. Si aceptas esa verdad, serás libre para enriquecer tu matrimonio y hacer que sea vivo y gratificante. ¡Pero debes ser alguien que da y no sólo que toma!

Y CONOCERÉIS LA VERDAD Y LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. (Juan 8:32)

Mito del matrimonio nº 4. El mito del matrimonio «tiovivo»

Que sostiene que te puedes subir al matrimonio y bajar de él cuando te aburras, o estés descontento, o con muchas presiones, o cuando tengas una oferta mejor. Hoy en día estamos condicionados a la satisfacción instantánea. Si no nos gustan las reglas, tomamos el balón y nos vamos a jugar a otro parque. Somos una sociedad «desechable»; lo que no funciona satisfactoriamente, lo remplazamos en lugar de repararlo. Y lo trágico es que transferimos esa mentalidad a nuestras relaciones y sustituimos a las personas de nuestra vida que no juegan el juego según nuestras reglas. En el tema del matrimonio, cada generación es menos propensa a la tolerancia, la paciencia, el trabajo duro, la flexibilidad y la creatividad, y más dada a desechar aquello por lo que no están dispuestos a luchar para mejorarlo. El mito del matrimonio «tiovivo» nos indica que no tenemos que luchar por resolver nuestros asuntos matrimoniales. ¡Sólo cambiarlo por otro!

Pero la realidad demuestra que ese mito no da resultado. Más del 50% de los primeros matrimonios, el 65% de los segundos y más del 70% de los terceros acaban en divorcio. Es evidente que en asuntos del matrimonio, ¡cuanto más lo hacemos, peor se nos da! De hecho, salvo casos excepcionales, esas cifras indican que estadísticamente tienes más posibilidades de encontrar la felicidad en tu matrimonio actual, con todas sus dificultades, que si te cambias a otro. La opción de Dios es la mejor. ¡Siempre! Él dice: Lo que Dios juntó no lo separe el hombre.(Mateo 19:6). Su plan es que trabajando y creciendo juntos en medio de los obstáculos y oportunidades de tu matrimonio, llegues a ser mejor cónyuge y acabes construyendo un matrimonio más feliz.

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