La Realidad del Matrimonio Cristiano Según La Biblia

La Realidad del Matrimonio Cristiano

La Realidad del Matrimonio Cristiano

“Y CONOCERÁN LA VERDAD, Y LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES” (Juan 8:32 NTV)

La idea del “matrimonio perfecto” nos engaña, nos desilusiona y nos predispone a abandonar la relación cuando la fantasía se enfrenta con la realidad, algo que siempre sucede. Solo podrás hallar la felicidad duradera en el matrimonio cuando aceptes que las personas somos frágiles, volubles y decepcionantes (empezando por nosotros mismos). Durante los próximos días analizaremos algunas de los conceptos erróneos más generalizados acerca del matrimonio.

1) El “bichito del amor”

solemos pensar que si estamos en el sitio correcto, en el momento adecuado y con la persona idónea, el bichito del amor “nos picará” y seremos felices para siempre. El problema es que el bichito se va volando cuando estamos agotados de atender a los niños, el trabajo y la hipoteca. En la monotonía diaria de la cocina, los pañales y la dura rutina algo tiene que ceder. Así que el romanticismo deja de ocupar el centro del escenario y la realidad lo sustituye.

Como confundimos el enamoramiento con el amor verdadero, pensamos erróneamente que el amor se ha ido del hogar y que nosotros tenemos que seguirlo. Pero sepamos que el amor no muere porque tenga que resignarse a la realidad, puesto que si dos personas se aman y están dispuestas a permanecer juntas a pesar de los desafíos de la vida, el amor florece de nuevo con más vigor y resistencia que antes. El enamoramiento puede unir a dos personas, pero el amor desinteresado las mantiene unidas.

Leemos en la Biblia: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7).

La Realidad del Matrimonio Cristiano

“…SI ALGUIEN OFRECIERA TODAS SUS RIQUEZAS A CAMBIO DEL AMOR, SOLO CONSEGUIRÍA EL DESPRECIO” (Cantares 8:7 NVI)

2) La realidad acerca de “la pareja ideal”:

muchos de los que triunfan en su carrera profesional tienen problemas a la hora de conocer a gente en un entorno social, lo que ha dado lugar al fenómeno del siglo XXI de “encontrar pareja por internet”. Hoy en día en el mundo occidental dos de cada cinco matrimonios se conocen de esta manera. En general, las webs dedicadas a ello crean un perfil de los usuarios y los clasifican según la edad, el aspecto físico, los valores, los gustos, las ambiciones y las preferencias, a fin de facilitarles el quedar con alguien y conocerse.

Ahora bien, la tasa de divorcio entre las parejas que se conocen por internet es igual de elevada que la de las parejas que lo hicieron del modo tradicional. ¿Por qué es así? Porque “si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, solo conseguiría el desprecio” (Cantares 8:7 NVI).

Cuando explota la burbuja de la fantasía, pueden ocurrir tres cosas:

1) Lloramos, manipulamos, o presionamos a nuestra pareja.

Si eso no funciona, la culpamos de haber cambiado y de hacernos sufrir. “No es quien pensé que era”, lamentamos. Quizás no lo sea, pero es con quien te casaste y, salvo excepciones, el problema no es solamente suyo.

2) Acabamos pensando que ese “Príncipe (o Princesa) Azul”, en realidad no lo es.

Entonces nos disponemos a buscar a la persona ideal o decidimos no querer tratos con nadie del sexo opuesto, calificando a todos sus componentes de falsos, infieles e inconstantes.

3) Nos damos cuenta de que la felicidad duradera solo se puede encontrar en una Persona:

Dios. Por lo tanto, en vez de buscar a la persona ideal, convirtámonos en la persona ideal; en la que Dios tuvo en mente cuando nos creó. Así pues: seamos generosos, dejemos que los demás sean ellos mismos, seres humanos limitados e inconstantes y busquemos a Dios para nuestra felicidad.

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La Realidad del Matrimonio Cristiano

La realidad del matrimonio Bíblico

“…LA CANTIDAD QUE DEN DETERMINARÁ LA CANTIDAD QUE RECIBIRÁN A CAMBIO” (Lucas 6:38 NTV)

3) La verdad sobre la bolsa del amor:

hay una anécdota acerca de una mujer que no echó nada en la bolsa de la ofrenda de la iglesia. Después, como iba quejándose durante todo el camino a casa de lo malo que fue el servicio, su hijo pequeño le dijo: “Mamá, eso demuestra que si no pones nada, no puedes sacar nada”.

El matrimonio es como una bolsa vacía: solo sacas lo que has puesto dentro. Esta verdad te ayudará a enriquecer y a satisfacer tu relación de pareja, al convertirte en el dador en vez del beneficiario. Algunos piensan que la bolsa se llena con romanticismo, satisfacción sexual o con ser servido de la manera en la que estamos acostumbrados. Creen que pueden sacar lo que quieran de una provisión inagotable, inmediata, que no necesita mucho mantenimiento ¡y donde la satisfacción está garantizada! Pero llega el día en el que echan mano y no encuentran nada.

Estupefactos, decepcionados, enfadados, desesperados y sin esperanza, concluyen que su pareja es quien les ha fallado, engañado o abandonado. ¿Por qué otra razón iba a estar la bolsa vacía? Entonces deciden buscar otro recipiente. Pero la verdad es que solo a ti te corresponde llenar la bolsa a diario con las provisiones necesarias para garantizar una relación fuerte. Jesús dijo:

“La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio” (Lucas 6:38 NTV).

Pregúntate qué quieres tener en la bolsa y cuánta cantidad. Luego, llénala lo suficiente para generar esa cantidad. El predicador y escritor J. Allan Petersen comentó:

“No hay amor en el matrimonio; el amor está en las personas y son ellas las que lo ponen en sus matrimonios. No hay romanticismo en el matrimonio. Los cónyuges deben infundirlo en su relación. La pareja debe acostumbrarse a dar, amar, servir y elogiar. De los dos depende guardar esa bolsa llena”.

2 COMENTARIOS

  1. A cada participante creador de estos estudios, muchas gracias, muy buen material Dios los siga usando en este duro ministerio de ayudar a matrimonios zarandeados.

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