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Sábado 09 de Julio del 2005
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Jeremías 3:12-13
Vuélvete… no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice el Señor, no guardaré para siempre el enojo. Reconoce, pues, tu maldad.
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Contra naturaleza (2)
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Antiguamente se temían las hambrunas y las epidemias. A estas amenazas aún existentes se agregan ahora las consecuencias de la contaminación de nuestro planeta. Por esta razón han surgido los movimientos ecológicos. Los pánicos colectivos se suceden a causa de la contaminación en la sangre que se transfunde, del agujero de la capa de ozono, de la tala de árboles, de la contaminación por amianto… Y nada deja suponer que los problemas vayan a disminuir.
Muchos quisieran establecer un programa político mundial para administrar la tierra. Pero la Biblia enseña que por el momento la solución no es colectiva, sino individual. Es necesario volverse a Dios. El remedio está al alcance de cada ser humano: respetar al Creador y obedecer sus preceptos de vida. Creer en su Palabra, la Biblia, permite evitar muchos problemas y decepciones, además otorga el derecho de ser hijo de Dios desde ahora en la tierra y por la eternidad. ¿Cómo será la futura existencia en un mundo sin Diosí ¿Qué porvenir aguarda a quienes desprecian a Diosí No queremos imaginarlo y preferimos mirar lo que él nos ofrece. Ha hecho promesas de perdón, de paz y de felicidad. Para aprovecharlas se requiere una sola condición: volverse a él y creerle. Si en su conjunto la humanidad no respondió a su invitación, cada persona puede hacerlo individualmente. Dios no nos olvida; él envió a Jesús para que muriera en nuestro lugar. Ahora él nos tiende la mano. ¡Tomémosla!
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© Ediciones Bíblicas “La Buena Semilla” 1166 PERROY (Suiza)
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