Viernes Santo: sufrimientos y triunfo del siervo del Señor

La vida del cristiano es un vía crucis si se acepta la invitación de Jesús de llevar la propia cruz detrás de Él cada día. Podemos ser condenados al desprecio, podemos sentir el silencio que hiere y condena nuestra fidelidad cristiana. En nuestro vía crucis hay también momentos de caída, de fragilidad y de cansancio. El camino de la cruz de Cristo y el nuestro son unas vías de salvación y de apostolado, porque hemos sido invitados a colaborar en la salvación de nuestros hermanos. Todos los cristianos somos responsables del destino eterno de quienes nos rodean. Cristo nos enseña con la cruz a salir de nosotros mismos, y a dar así un sentido apostólico a nuestra vida.Mi siervo tendrá éxito, será levantado y puesto muy alto. Así como muchos se asombraron de él, al ver su semblante, tan desfigurado que había perdido toda apariencia humana, así también muchas naciones se quedarán admiradas los reyes, al verlo, no podrán decir palabra, porque verán y entenderán algo que nunca habían oído. ¿Quién va a creer lo que hemos oído? ¿A quién ha revelado el Señor su poder? El Señor quiso que su siervo creciera como planta tierna que hunde sus raíces en la tierra seca. No tenía belleza ni esplendor, su aspecto no tenía nada atrayente; los hombres lo despreciaban y lo rechazaban. Era un hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Como a alguien que no merece ser visto, lo despreciamos, no lo tuvimos en cuenta. Y sin embargo él estaba cargado con nuestros sufrimientos, estaba soportando nuestros propios dolores. Nosotros pensamos que Dios lo había herido, que lo había castigado y humillado. Pero fue traspasado a causa de nuestra rebeldía,fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud. Todos nosotros nos perdimos como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, pero el Señor cargó sobre él la maldad de todos nosotros. Fue maltratado, pero se sometió humildemente, y ni siquiera abrió la boca; lo llevaron como cordero al matadero, y él se quedó callado, sin abrir la boca, como una oveja cuando la trasquilan. Se lo llevaron injustamente y no hubo quien lo defendiera; nadie se preocupó de su destino. Lo arrancaron de esta tierra, le dieron muerte por los pecados de mi pueblo. Lo enterraron al lado de hombres malvados, lo sepultaron con gente perversa, aunque nunca cometió ningún crimen ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso oprimirlo con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado, tendrá larga vida y llegará a ver a sus descendientes; por medio de él tendrán éxito los planes del Señor. Después de tanta aflicción verá la luz, y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del Señor liberará a muchos pues cargará con la maldad de ellos. Por eso Dios le dará un lugar entre los grandes, y con los poderosos participará del triunfo, porque se entregó a la muerte y fue contado entre los malvados, cuando en realidad cargó con los pecados de muchos e intercedió por los pecadores [Isaías 52,13 – 53,12].

Esta lectura nos presenta al Siervo del Señor desfigurado por los pecados de los hombres. En el ambiente de viernes santo, ante el misterio de la cruz, adquiere un valor especial; el inocente puesto en lugar del culpable. El pecado es la causa de su humillación, pero el siervo acepta la misión y da a su vida un valor de expiación y se convierte en Salvador. Ya en el desierto Moisés y Aarón expiaron las faltas del pueblo e intercedieron por él. El drama personal de Jeremías abrió el camino que conduce a la figura del siervo y Cristo, con su vida, pasión y muerte, ha realizado lo que el siervo figuraba. La finalidad directa de este texto no es ni la gloria ni la desgracia del siervo, sino el cambio de situación. Se subraya con fuerza el éxito del siervo. Las naciones tienen un doble motivo de asombro. La profundidad del anonadamiento y la gloria inaudita que la sigue. Al rostro desfigurado sigue la unción real que ilumina el rostro del Siervo. La imagen del cordero que sin
abrir la boca es conducido al matadero, llevará a Juan a hablar en su evangelio de Jesús como el Cordero de Dios que quita (toma sobre sí y destruye) el pecado del mundo. El libro del Apocalipsis se referirá a menudo a Jesús victorioso de la muerte mediante la figura del Cordero que ha sido degollado pero que vive por siempre. Su sufrimiento se convirtió, a través de la plegaria, en una ofrenda. En la plegaria de Jesús hay un movimiento de asimilación de la voluntad de Dios, un paso desde el deseo humano de librarse de la muerte hasta la aceptación de plan de Dios. Es una plegaria que se educa y se transforma en el sufrimiento. En Jesús encontramos el hombre nuevo, el hombre de la obediencia a la voluntad de Dios hasta la muerte.

Jesús va a la muerte con pleno conocimiento de lo que le espera, conociendo todo lo que iba a acontecer [Juan 18,4], consciente de que todo está cumplido [19,28]. Como pastor de las ovejas entrega su vida por ellas; nadie le quita la vida, la da [Juan 10,17 – 18]. Conoce la intención de Judas. Prohíbe a Pedro que le defienda. Se entrega cuando quiere. En las escenas de la pasión aparece siempre dueño de sí mismo y de sus enemigos. El lleva la cruz y con ella se aparece como rey vencedor.

El profeta hace una afirmación que hoy es tan conmovedora como lo fue en sus propios tiempos y en los inicios de la Iglesia: A pesar de que Jesús había hecho tan grandes señales milagrosas delante de ellos, no creían en Él pues tenía que cumplirse lo que escribió Isaías en 53,1 [Juan 12,37 – 38].

¡¡¡Jesús, Señor y Dios mío, quiero aprender a acogerme a Ti, Señor y Siervo, y aceptar tu mensaje para que llegue a experimentar el fruto de tus sufrimientos!!!
———————————————————————————————–
Que el Padre Dios te bendiga y te proteja, te mire con agrado y te muestre su bondad. Que el Padre Dios te mire con amor y te conceda la paz.

Protejamos nuestra Biodiversidad y el Medio Ambiente
Juan Alberto Llaguno Betancourt
Lima – Perú – SurAmérica

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí