¿Por Qué Morir de Sed Cerca De La fuente?

¿Cómo Morir De Sed En El Desierto Sin Conocer La Fuente?

Morir de sed cerca de la fuente

Un diario de El Cairo relató este trágico hecho: «Cuatro peregrinos habían visitado un lugar santo del islam en la costa del mar Rojo. De regreso, por una inexplicable razón, se desviaron de la carretera y su vehículo se encenagó en la arena del inmenso desierto. Nadie lo supo y ellos murieron de sed. Cuando sus cuerpos fueron descubiertos algunos días después, se constató que se hallaban apenas a 200 metros de una aguada cercana».

La mayoría de nosotros vive en países en los que el agua no falta. Basta abrir un grifo. Pero pensamos en otro tipo de sed: la sed de felicidad, de pureza, de verdad y del verdadero amor. Muchos experimentan esta sed en un mundo moralmente árido y seco. Buscan saciarla en lo que el profeta llama cisternas rotas que no retienen agua (Jeremías 2:13). Vuelven a tener sed, como el Señor lo dio a entender a cierta mujer de Samaria que fue a llenar su cántaro al pozo de Sicar (Juan 4).

Sí, la sed física es la cabal imagen de la permanente insatisfacción del corazón humano, sed que en esta tierra nada puede apagar definitivamente. ¿Sentimos esta sed del alma? Entonces escuchemos la urgente invitación del Señor Jesús: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba (Juan 7:37).

Abra los ojos, dé un paso: la fuente está ahí cerca, gratuita e inagotable.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.  Salmo 42:2.

Jesús les dijo: el que en mí cree, no tendrá sed jamás.  Juan 6:35.

El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.  Apocalipsis 22:17.

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