Aprovechando bien el tiempo

Aprovechando bien el tiempo

 
 

 

 
 

 Sobre el escritorio quedó su vieja máquina de escribir, unas cuantas hojas de papel, el borrador del argumento para su próxima novela, y la estilográfica que jamás acostumbraba tapar, así tuviese que reemplazar la tinta una y otra vez.

Y con la sencillez de sus elementos personales que siempre la identificaron, descansó aquel 12 de enero de 1976. Emprendía su último viaje. Aquél que es definitivo, sin retorno. Atrás quedaban 79 novelas impregnadas de intriga, en algunas escenas humor, y en otras, de ternura, pero que convergían en investigaciones policíacas que que generalmente protagonizaron la legendaria Miss Marple o Hércules Poirot. Con el atardecer se apagó también la vida de Mary Clarissa Miller, la prolífica autora que el mundo conoció como Ágatha Cristhie.

Sus obras se tradujeron a 45 idiomas y vendió más de un billón de copias. Sin duda, dejó huellas en el mundo.

Cada minuto que perdemos, jamás regresa…

Cuando volvemos atrás las hojas en la vida de una persona sumamente ocupada como Ágatha Cristhie, no queda menos que preguntarnos: ¿De dónde sacó tiempo para hacer tantas cosasí¿Cuál fue su secreto?¿Acaso su reloj era distinto o su calendario incluía más días que los nuestrosí La respuesta es un rotundo no. La diferencia estriba en aprovechar bien el tiempo.

El apóstol Pablo escribió: «Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos»(Efesios 5:15, 16).

Se refería a la vida caminando con Dios y a la necesidad de tener claro que cada segundo debemos aprovecharlo para movernos en la voluntad divina. Pero también se aplica a la importancia de sacar provecho al tiempo disponible.  Una forma eficaz de hacerlo es programando, por escrito, todas las actividades pendientes. Las ubicaremos en orden de prioridad, dejando hacia el final las que revisten menos urgencia. Conforme avanza el día, revisaremos si estamos cumpliendo nuestros objetivos para la jornada.

Hacerlo nos ayudará a organizar nuestra agenda y a tener más tiempo, para nosotros, nuestra familia y, por supuesto, para Dios.


El Profeta

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