Nuestro Tiempo con Dios

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tiempo-con-Dios-biblias«…YA NO ESTAMOS BAJO UN GUÍA…» (Gálatas 3:25b)

Nuestro Tiempo con Dios, se trata de una relación

¿Te faltan horas en el día? ¡Bienvenido al «club»! El tiempo ha llegado a ser nuestro bien más preciado, ¡y va al mejor postor!

En 1965, los expertos pronosticaron que en veinte años estaríamos trabajando veintidós horas a la semana y nos jubilaríamos a los 40 años porque los ordenadores harían la mayor parte del trabajo. Aquí estamos en el siglo XXI; los ordenadores computan, faxes e e-mails van y vienen, los teléfonos celulares suenan por todas partes, pero nuestro tiempo libre ha disminuido un 37% y la semana laborable de término medio ha aumentado a cuarenta y siete

horas – ¡para algunos de nosotros, aun esto sería una semana breve! ¿Qué pasaron los expertos por alto? ¡Las ambiciones! Cuanto más tenemos, más queremos, y cuanto más queremos, más duro hemos de trabajar. Así es como sigue el círculo vicioso, ¡y la primera víctima es nuestro tiempo con Dios!

Para edificar una relación con Dios, tenemos que hacer «un pequeño aposento» (2 Reyes 4:10) donde encontrarnos con Él diariamente. Es fácil fallar en esto, especialmente si nos decimos:

Me levantaré a las seis de la mañana y oraré una hora, pero llegado el tercer día estamos agotados. ¡»Ya no estamos bajo un guía» (Gálatas 3:25b)! No se trata de normas, ¡se trata de una relación!

Los devocionales cristianos diarios tienen que ser recompensados, sino, no seguirás. Así que, determina una hora que te vaya bien. Empieza cada día en oración. Acentúa esta oración con alabanza: «Siete veces al día te alabo» (Salmo 119:164). Si tienes tiempo para tomar café, ¡seguro que tienes tiempo para «descansos de alabanza!». Sólo tienes que tener ganas, ¿verdad?

Y tu? como administras tu tiempo con Diosí , si lo deseas puedes comentar para animarnos a continuar y darnos ideas que podamos tener un tiempo especial con Él. No lo olvides:

Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia. Salmos 127:1

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