¿Es Pecado Celebrar Los Cumpleaños? ¿Qué Dice La Biblia y no la religión?

¿ES CORRECTO CELEBRAR LOS CUMPLEAÑOS SEGÚN LA BIBLIA? ¿PUEDO CELEBRAR MI CUMPLEAÑOS O EL DE ALGUIEN MÁS?

La observancia de los cumpleaños como doctrina no se discute en la Biblia. En resumen, los cumpleaños no son condenados en las Escrituras como pecado por su celebración. Pero, hay gente que asegura que hay evidencia indirecta, y los cumpleaños no deben ser observados y mucho menos celebrados por los cristianos. Por esta razón, deseo examinar detenidamente estas aseveraciones, las cuales pueden darnos una luz al final.

LOS 2 CUMPLEAÑOS CELEBRADOS EN LA BIBLIA

Los que dicen que la Biblia condena las celebraciones de cumpleaños señalan el hecho de que cuando menciona los cumpleaños también menciona algunos hechos terribles que sucedieron. La Biblia describe asesinatos por ejecuciones en los cumpleaños del Faraón y de Herodes. Más aún, estas tragedias relacionadas con los cumpleaños no demuestran que el celebrar correctamente un cumpleaños desagrade a Dios. El faraón y Herodes mandaban ejecutar a la gente cuando querían. El hecho de que eligieran hacer esto en uno de sus cumpleaños no significa que esté mal observar un cumpleaños.

Otras personas dice que los cumpleaños son de origen pagano, y no deben ser celebrados por esta razón, pero este argumento no es lógico. Algunos paganos también tenían fiestas salvajes y orgías en bodas, y en funerales. Esto no impide a los cristianos celebrar bodas y funerales, y no debería impedirnos celebrar fiestas de cumpleaños que reflejen los valores correctos.

Los que se oponen a las celebraciones de cumpleaños señalan que muchas ceremonias (como los cumpleaños) y símbolos que usamos en estas ceremonias (como las velas) fueron usados por primera vez por no cristianos en ceremonias paganas. En cambio, el hecho de que algo se originara en esa cultura no lo convierte automáticamente en algo malo. Los paganos incluso tenían festivales de cosecha dedicados a dioses paganos antes de que Dios le diera a Israel la ronda de fiestas anuales, ¡que eran festivales de cosecha estacionales! Que los paganos lo hicieran primero no significa que esté prohibido.

Los cumpleaños son básicamente aniversarios. Celebramos muchos tipos de aniversarios: bodas, fechas de empleo, fechas en las que se fundaron congregaciones, etc. Un cumpleaños es el recuerdo de la fecha de nacimiento de una persona y es tan aceptable como los otros aniversarios.

Las juergas y la fiesta inapropiadas que ocurren en algunas celebraciones son condenados en la Biblia, sin importar si la ocasión es un cumpleaños o alguna otra festividad. Cualquier celebración de cumpleaños debe reflejar valores santos. Con todo, el hecho de que algunas personas actúen indecorosamente durante una celebración no hace que la celebración en sí esté mal.

Podemos dar regalos a nuestros familiares y amigos en sus cumpleaños, y celebrarlo con una fiesta. No hay nada de malo en este tipo de celebraciones, pero advertimos contra la embriaguez y la juerga desenfrenada, comunes en algunas partes de nuestra sociedad. El sentido común también nos dice que no debemos fomentar en los niños un deseo desmedido de regalos y egoísmo. Pero una celebración de cumpleaños en sí misma no es mala, como algunos piensan.

¿Qué dice la Biblia sobre celebrar los cumpleaños?

En Internet abundan los websites o páginas que afirman que Dios no quiere que celebremos nuestros cumpleaños o aniversarios. Pero, cuando leemos en contexto, vemos que esto no es como parece.

Según algunos portales y sitios web, ¡es pecado siquiera pensar en celebrar el día de nuestro nacimiento! ¿Por qué? ¿Por qué es pecado alegrarse de estar vivo y tener el privilegio de vivir en la Tierra de Dios? Tener un bebé es una ocasión importante y feliz, ¡que los padres celebran! Entonces, ¿por qué debemos actuar como si nuestros cumpleaños debieran ser evitados? Estamos aquí por el privilegio de celebrar lo que somos en Dios, y estar agradecidos por haber pasado otro año dentro de sus planes y propósitos.

El hecho es que en ninguna parte de la Biblia nuestro Dios nos prohíbe celebrar ocasiones valiosas en nuestras vidas – siempre y cuando no idolatremos la situación y el momento. Se supone que debemos concentrarnos en ÉL siempre y recordar que ÉL es la razón de nuestro ser y actuar. En ninguna parte nos dice la Biblia que NO debemos alegrarnos y regocijarnos por ciertas cosas, incluyendo el día de nuestro nacimiento.

Y, sinceramente, ¿cómo podemos medir la edad de alguien si no contamos sus cumpleaños? ¿Cómo sabríamos cuántos años tenían Noé, Moisés, Matusalén, Isaac y otros si no hubieran contado sus cumpleaños? ¿Cómo ellos contaron los 8 días para la circuncisión del un bebe, a menos que recordaran el día exacto en que nació el niño?

Aunque la humanidad tiene la obligación de abstenerse de sustituir los tiempos señalados por Dios, nada dice que no podamos celebrar un día específico – SIEMPRE Y CUANDO NO SE HAGA pasar por un día santo. No hay razón por la cual uno no pueda celebrar o agradecer a Dios por darnos la vida. (Así como no hay razón por la que debamos evitar el Día de la Madre o del Padre. Después de todo, las Escrituras nos dicen que honremos a nuestro padre y a nuestra madre (por supuesto, no solo en esos días, sino todos los días).

¿Son paganas las fiestas de cumpleaños?

Bueno, es cierto que los antiguos griegos solían celebrar los nacimientos de sus falsos dioses. En el templo de Diana, en lugares como Éfeso, los sacerdotes horneaban pasteles, ponían velas encendidas en esos pasteles y cantaban canciones. Pero, ¿qué tiene que ver eso con nosotros que servimos a Dios? No celebramos los “cumpleaños” de dioses paganos.

Lee conmigo lo que escribe el profeta Jeremías, y nota que está de mal humor:

Jeremías 20:14-18

“Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?”

De lo anterior vemos (1) que es normal que un hombre traiga noticias a un padre sobre su recién nacido; y (2) que ese padre se regocije por el nacimiento de un hijo. Otras escrituras, como Proverbios 23:25, también hablan de padres que se regocijan por el nacimiento de sus hijos. Incluso Isaías 7:14 sugiere que el nacimiento de un hijo de una virgen es una señal de consuelo para siempre. Pero, la única evidencia de alguien “celebrando” su cumpleaños en las Escrituras parece estar en la historia de Herodes Antipas, que aprovechó la ocasión para matar a Juan el Bautista.

¿Podemos celebrar o no los cumpleaños? ¿Puedo festejar mi Cumpleaños?

Las Escrituras parecen permitir el hecho de que la gente también celebre de alguna manera las partes importantes de su vida haciendo fiestas, como cuando el Hijo Pródigo volvió a casa. Para la mente racional, en otras palabras, parecería que no está MAL celebrar algo (incluso anualmente) ¡Siempre y cuando la celebración no sustituya a una doctrina bíblica o un mandamiento!

No hay absolutamente nada malo en celebrar tu propio cumpleaños, o tu aniversario, etc. Pero cuando lo hagas, por favor recuerda convertirlo en una oportunidad para agradecer a Dios por tu vida. Que caiga más la gratitud sobre Él, que sobre ti. Después de todo, ¡Él te creó! ¡Todo en este mundo se trata y tiene que ver con Él!

Si estás entre aquellos que se endeudan cada año para hacer grandes fiestas de cumpleaños para su hijo, y contratar payasos y cantantes y hacer suficiente alboroto para despertar a todos tus vecinos – eso es totalmente “carnal” e “impío” y simplemente exagerado. Si los que no conocen a Dios quieren participar en estas tonterías, está bien. Pero nosotros, los creyentes, debemos ser menos extravagantes, recordando constantemente que en esta vida, TODO ES SOBRE DIOS y de nuestra necesidad de acercarnos cada vez más a Él.