Devocionales – Si alguien tropieza, ayúdale – Parte Tres
«…RESTAURADLO CON ESPÍRITU DE MANSEDUMBRE.» (Gálatas 6:1)
¿Por qué es necesaria la restauración? Para preservar la vida de la persona. «.El que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma.» (Santiago 5:20).
Cuando alguien a quien amas está en pecado, se está matando espiritualmente. Y si te importa esta persona, no podrás permanecer pasivo observando lo que pasa. La restauración también es necesaria para preservar a la iglesia.
Cuando se tolera y se justifica el pecado, algunos miembros se enojan y se van, y otros quedan lastimados. La reputación y el ambiente de una iglesia se verán afectados negativamente por los miembros que pecan y no rectifican. Es vital que preservemos la reputación de Dios. Cuando Natán habló a David acerca su adulterio con Betsabé, le dijo: «.Con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos del Señor.» (2 Samuel 12:14).
Cuando condenamos en el mundo lo que damos de paso en nosotros mismos, nadie escuchará nuestro mensaje. Escribe Pablo: «.Si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre.» (Gálatas 6:1). Tenemos que acercarnos a ellos de manera apropiada. No podemos confrontar a alguien con un pecado si nosotros cometemos las mismas faltas.
Nuestra meta y nuestra expectativa debe ser restaurarlo. No se trata de una «caza de brujas» sino de la búsqueda de «la oveja perdida». El objetivo es traerlo de nuevo a la comunión de los hermanos; para ello no nos podemos presentar con una actitud farisaica, creyéndose mejores que él. No nos engañemos: si no has caído en la misma trampa es por la gracia de Dios. Hazle saber eso a la persona y asegúrale de que su pecado no es imperdonable. Siempre hay un camino de vuelta hacia la salud espiritual.
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