Reflexión Cristiana – Necesitan Nuestra Ayuda

Reflexión Cristiana – Necesitan Nuestra Ayuda

«Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano» (1 Juan 4:21).

Los registros del Nuevo Testamento dicen que 40 personas, que sufrían algún tipo de enfermedad, fueron curadas por Jesus. De ese total, 34 fueron traídas a Jesus o Jesus fue llevado a ellas por amigos. Solamente 6 sufridores, dentre los 40, encontraron su camino hasta Jesus sin ayuda.» (Dr. J. Wilbur Chapman)

Nuestro texto inicial nos conduce a una reflexión seria sobre nuestra vida cristiana: muchas personas necesitan ayuda para encontrar Jesus. para que sean curadas, física o espiritualmente, para que sean libertas, de los vicios y de cualquier engaño de este mundo, para que encuentren el camino de la salvación y de la vida eterna, es necesario que nosotros, que ya tenemos una experiencia personal con el Señor Jesus Cristo, cumplamos la voluntad de Dios y les extendamos las manos para que sean plenamente bendecidas.

Cuando negligenciamos el mandado del Señor, cuando nos mostramos indiferentes a nuestro prójimo, esas personas continúan perdidas, sin esperanzas y sin la gracia divina. Ellas pierden la bendición, nosotros perdemos la bendición, y el nombre del Señor deja de ser glorificado. Fuimos llamados para alumbrar el camino de los que andan en tiniebla y ése debe ser nuestro propósito espiritual todos los días de nuestras vidas.

Si nosotros amamos a Dios, debemos también amar a nuestro prójimo. Si nuestro hermano, o pariente, o amigo, necesita nuestra ayuda y nosotros no les auxiliamos, entonces mostramos que el amor de Dios no está en nuestros corazones y que no amamos verdaderamente a Dios.

Cuando el Señor es la razón mayor de nuestras vidas, su amor nos envuelve y tenemos placer en llevar otros a Su presencia. Amamos los perdidos y anhelamos que sean salvos. Amamos los enfermos y almejamos que sean curados, no tenemos ninguno contentamiento en ver nuestros amigos oprimidos y nos esforzamos para que encuentren la paz que el Señor ofrece.

Si las personas que usted conoce necesitan auxilio, sepa que, las llevar a Jesus, es un gran privilegio para usted.

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