[CE-Peru] Alimento diario y avivamineto matutino (lunes)

ALIMENTO DIARIO

 

Practicando los libros de 1 y 2 de Tesalonicenses   Espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles       

 

Leer con oración: Jn 1:14; 1 Co 15:45b; 6:17; Gn 2:7; Job 32:8

 

«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo» (1 Ts 5:23)  

 

La santificación completa

 

El tema de esta semana es «espíritu, alma y cuerpo sean guardados irreprensibles» (1 Ts 5:23). Al llegar el día del Señor, Pablo espera que estemos santificados por completo, que nuestro espíritu, alma y cuerpo sean conservados íntegros e irreprensibles en la venida de nuestro Señor Jesucristo. «Fiel es el que os llama, el cual también lo hará» (v. 24). Dios es fiel y conservará íntegro todo nuestro ser. Él nos santificará por completo, nuestro espíritu, alma y cuerpo.  La economía Neotestamentaria de Dios consiste en que el Dios Triuno desea infundirse en el hombre tripartito. Dios es único, pero en Su obra, Él se presenta en tres aspectos: Padre, Hijo y Espíritu. El Padre habita en luz inaccesible, pero se hizo carne en forma substancial, concreta (Jn 1:14), habitó entre nosotros corporalmente. El vino como Emanuel, que significa Dios con nosotros. No obstante, estaba limitado por el tiempo y el espacio, es decir, no podía estar con nosotros para siempre. Por tanto, necesitó pasar por un proceso: fue crucificado, murió y resucitó. En resurrección se hizo el Espíritu de realidad (1 Co 15:45b) para entrar en el hombre tripartito y de esta manera, llegar a ser su vida.  El Espíritu, quién es Omnipresente, es uno de los puntos centrales del Nuevo Testamento. Cuando invocamos el nombre del Señor, Él como el Espíritu, entra en nosotros y así se hace uno con nuestro espíritu (1 Co 6:17). A partir de ahí, desea expandirse en toda nuestra alma: mente, emoción y voluntad, hasta alcanzar nuestro cuerpo mortal, para que ese cuerpo también tenga vida (Ro 8:11b).  Primera Tesalonicenses 5:23 nos muestra que el hombre tiene tres partes: espíritu, alma y cuerpo. Muchos confunden el espíritu con el alma, pensando que es una misma cosa. Sin embargo, la palabra de Dios es como una espada de dos filos que «penetra hasta partir el alma y el espíritu», los tuétanos y las coyunturas (He 4:12). Cuando Dios creo al hombre, lo hizo de barro, soplando en su nariz aliento de vida el cual llegó a ser el espíritu del hombre (Gn 2:7; Job 32:8). El resultado de esa unión fue el alma del hombre, que es la vida humana, el mismo ser de la persona, es decir, la persona en sí.  La intención original de Dios era que el espíritu, alma y cuerpo del hombre fuesen totalmente iguales a Él: Dios es santo y quería que el hombre creado por Él fuese también santo. Entonces lo colocó en un lugar santo, el huerto de Edén, donde podría infundirse como vida al hombre desde el mismo momento en que éste comiera del árbol de la vida. Si hubiese comido del árbol de la vida, la vida de Dios habría entrado en él, y así hubiera vivido eternamente.  En aquella época, en el diccionario de Adán, no existía la palabra muerte, porque ésta pertenece al árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn 2:17). Ese conocimiento reside en el alma, por tanto, el árbol del conocimiento representa a nuestra alma. Cuando el hombre comió del fruto, la naturaleza pecaminosa entró en él, y se hizo carnal. Esa es la razón por la cual hemos repetido muchas veces que necesitamos estar en el espíritu y no en nuestra alma.  Aun después de ser salvos, vivimos habitualmente en el alma. Por eso, en estos últimos diez años, siempre hemos hablado de negar la vida del alma; sin embargo, aún no hemos practicado lo suficiente, es por eso que necesitamos hablar nuevamente.  Punto Clave: Espíritu, alma y cuerpo santificado   Pregunta: ¿En qué consiste la economía de Diosí   Dong Yu Lan  Derechos reservados a: Editora Árvore da Vida          ¡Jesús es el Señor!

 

Avivamiento matutino

 

Gn.2:9 Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra ? el árbol de vida en medio del huerto?  12 Y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice.  Ap.21:2 Y vi la santa ciudad, la Nueva Jerusalén, descender del cielo, de Diosí  1 Co.  3:9

 

Vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.  Al inicio mismo de las Escrituras encontramos el pensamiento relacionado con la vida divina y la edificación, y el concepto de que dicha vida tiene como finalidad el edificio de Dios. De hecho, los primeros dos capítulos de la Biblia nos proveen un plano o diseño del plan de Dios. Todos sabemos que un plano tiene como finalidad la construcción de un edificio. En Génesis 2 encontramos el árbol de la vida, y junto al árbol de la vida encontramos las aguas vivas que fluyen (vs.9-10).En este fluir de agua de vida encontramos los materiales preciosos requeridos para el edificio de Dios: oro, bedelio (una especie de perla) y ónice (vs. 11-12).  Al comienzo de las Escrituras vemos la vida con los materiales para la edificación, y al final, cuando las Escrituras alcanzan su conclusión y máxima consumación, vemos un edificio, representado por la ciudad santa, la Nueva Jerusalén. Este edificio, cuyo centro es la vida, está edificado con oro, perlas y piedras preciosas. Esto nos muestra que las Escrituras, por un lado, son un libro de vida, y por otro, un relato concerniente al edificio de Dios. Así pues, a lo largo de toda la Biblia podemos encontrar muchas referencias concernientes a la obra de edificación; por lo cual podemos afirmar con toda certeza que las Escrituras son un relato de la edificación que Dios realiza. (El edificio de Dios, págs. 7-8)  Lectura para hoy  En la creación, Dios no se forjó en Sus criaturas en ninguna medida. Sin embargo, al realizar Su obra de edificación, Dios mismo se mezcla con Su creación. En Su obra de creación, Dios creó algo con Sus manos, pero Él mismo no era el material; mientras que en Su obra de edificación, Dios edifica consigo mismo como el material. Así pues, en la obra de edificación que Dios realiza, Él se mezcla con Su creación. Por tanto, el edificio de Dios consiste en la mezcla divina de Dios mismo con Su criatura, el hombre.  Nosotros formamos parte tanto de la creación de Dios como de Su edificio. Como meras criaturas que forman parte de la creación de Dios, nada de Dios se ha forjado en nuestro ser; pero, como aquellos que forman parte del edificio de Dios, ciertamente algo de Dios se ha forjado en nuestro ser. Si nuestro ser no poseyera nada de Dios mismo, no formaríamos parte de Su edificio y solamente seríamos parte de Su creación. Así pues, ¿en qué consiste el edificio de Diosí Consiste en la edificación conjunta de Dios y la humanidad.  Tal vez hablemos mucho sobre la edificación de la iglesia; sin embargo, tenemos que percatarnos de que tal edificación consiste en mezclar a Dios con el hombre. Cuanto más nos mezclemos con Dios, más seremos edificados conjuntamente hasta formar una sola entidad. Si Dios no está presente, resulta imposible que seres humanos sean conjuntamente edificados hasta formar una sola entidad. Aun si esto fuera posible, tal edificación no sería el edificio de Dios, sino una simple edificación o agrupación humana. La iglesia, por ser el edificio de Dios, no es una mera combinación o composición humana, sino que es la mezcla de Dios y la humanidad.  En la Nueva Jerusalén podemos hallar elementos relacionados con el arca de Noé, con el tabernáculo erigido por Moisés y con el templo levantado por Salomón en la vieja Jerusalén. Ciertamente podemos ver a Cristo como la casa y el templo de Dios, y también podemos ver la iglesia. Por tanto, la Nueva Jerusalén es la máxima expresión del edificio de Dios y su consumación.  Dios es la luz de la Nueva Jerusalén, y Cristo es la lámpara (Ap.21:23). Dios está en Cristo, y desde Dios en Cristo fluye el Espíritu como el río de agua de vida (22:1).Dios el Padre es la luz, Dios el Hijo es la lámpara y Dios el Espíritu es el río de agua viva. Desde el centro, esto es, desde el trono de Dios y del Redentor, el Dios Triuno fluye a toda la ciudad para que se produzca la mezcla de Dios con Sus criaturas. Éste es el verdadero significado del edificio de Dios. Por tanto, la Nueva Jerusalén es una entidad viviente compuesta por todos los redimidos a lo largo de todas las generaciones, cuyo centro es Dios en Cristo mediante el Espíritu Santo. Así pues, se trata de un hombre universal y corporativo que se ha mezclado con Dios a fin de llegar a ser el Cuerpo viviente de Cristo y una ciudad edificada.  En la eternidad Dios morará en la Nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo. Quizá tengamos el concepto de que iremos a los cielos, pero el hecho es que Dios descenderá de allí. La morada de Dios en la eternidad es Su edificio divino, la Nueva Jerusalén, la mezcla de la divinidad con la humanidad. (El edificio de Dios, págs.8-9,12,13,14)  Lectura adicional: El edificio de Dios, cap. 1; The Vision of God?s  Building, prefacio  Witness Lee  Derechos reservados a: Living Stream Ministry  ¡Jesús es el Señor!

 

Nuestro propósito no es comunicar conocimiento, ni métodos bíblicos a los santos, sino ayudar a los que ya siguen al Señor y caminan en esta senda con el objeto de avanzar.  Watchman Nee     El verdadero ministerio se concibe en el vientre del sufrimiento, nace con fatiga y con dolor, y se mece en una cruz.  Ciertamente hay un camino solitario para los que buscan andar con Dios. Pero cuando andemos con el Señor, vamos a encontrar compañía en otros que también conocieron el rechazo y el sufrimiento cuando  anduvieron con Dios, y aprendieron sus caminos

 

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