¿Cómo Ocuparse Del Hombre Interior?

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¿Cómo Ocuparse Del Hombre Interior?
¿Cómo Ocuparse Del Hombre Interior?

¿Cómo Debo Cuidar Del Hombre Interior Según La Biblia?

…EL [HOMBRE] INTERIOR SE RENUEVA DE DÍA EN DÍA (2 Corintios 4:16)

Escribe el apóstol Pablo: Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día (2 Corintios 4:16). Tienes una parte externa: tu cuerpo, tu reputación y tu imagen. Y una interna: tu carácter, tu espíritu y tu alma: El hombre exterior es lo que se ve, el interior (interno) es invisible.

El hombre exterior puede ser coaccionado por la gente o las circunstancias, el interior siempre tiene libre albedrío. El hombre exterior es temporal, el interior es eterno. Te guste o no, el exterior está “pereciendo”. A partir de los veinticinco años, los huesos empiezan a descalcificarse y ponerse quebradizos, la piel comienza a perder elasticidad y a arrugarse y se multiplican las manchas en la misma.

Si tienes más de treinta años, pierdes miles de células del cerebro todos los días. Y el peso se traslada de los polos de tu cuerpo al ecuador? Y aquellos de tu familia que tienen más de treinta años dicen que te comprenden. Te aman, claro, pero en realidad, esperan que engordes… Puedes luchar contra los síntomas de envejecimiento, pero es una batalla perdida.

Puedes derrochar tiempo y dinero en tu hombre exterior: hacer ejercicio, dietas, Botox, estiramientos, cirugía plástica, bronceado y vestirte con ropa de diseñador; sin embargo, la realidad es que: “Todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá” (Eclesiastés 3:20). Pero lo fundamental es: Nunca vas a dejar de existir. Tu espíritu, el hombre interior, está en un proceso de convertirse o bien en algo increíblemente bueno o terriblemente malo. Y eso es lo que Dios considera cuando te mira; es lo que más le importa. Por ello, ¡ocúpate de tu hombre interior!

…EL [HOMBRE] INTERIOR SE RENUEVA DE DÍA EN DÍA (2 Corintios 4:16).

Cierto día Dios envió al profeta Samuel a buscar a alguien que fuera el futuro rey de Israel. Samuel vio a un hombre muy guapo y bien plantado y pensó: “Debe ser éste”. Pero la forma de medir de Dios es diferente, porque “el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

Una de las críticas con las que tuvo que vivir el apóstol Pablo fueron los comentarios de la gente acerca de su aspecto físico, no el más agraciado, “[su] presencia corporal es débil” (2 Corintios 10:10). No sólo su cuerpo estaba envejeciendo, sino que había sido azotado, apedreado, privado de alimento, golpeado y encerrado en una cárcel. “Pero no me importa demasiado” dijo, Lo que vale es lo que está dentro. Y está ocurriendo algo muy hermoso dentro de mí; es lo contrario de lo que pasa en el exterior.

En mi hombre exterior, muero un poco todos los días. Pero adentro se está desarrollando una vida nueva, estoy cambiando, me estoy fortaleciendo. Y cada vez tengo más gozo, aunque me encuentre encarcelado. Mi esperanza se sigue renovando, aunque sé que mi cuerpo pronto va a morir. Cada vez amo más a la gente, incluso a los que me han puesto en esta prisión.

Es una cosa muy extraña: estoy muriendo por fuera pero viviendo por dentro. Pablo era un experto en el juego del hombre interior. Sus pensamientos se dirigían continuamente al cielo. Y aunque era un anciano encarcelado, nunca se había sentido tan vivo en toda su vida. Por eso escribió: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? (Romanos 8:35).

La realidad es que la tribulación y las penurias pueden ganar el juego del hombre exterior fácilmente. Pero tu ser interno no lo puede tocar nada ni nadie. Y ése es el que debes cuidar, porque ese juego ¡sí lo puedes ganar!

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…EL [HOMBRE] INTERIOR SE RENUEVA DE DÍA EN DÍA (2 Corintios 4:16)

Sé agradecido por tu hombre exterior, acéptalo como es, disfruta de sus ventajas y acepta sus limitaciones, hazle trabajar duro y alégrate cuando progresas. Pero recuerda, se está consumiendo. Tu hombre interior, por el contrario, es capaz de una gloria que no te puedes ni imaginar. “Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal como Él es” (1 Juan 3:2-3). Haz tu mayor inversión en lo que dura para siempre.

Tenemos balanzas y espejos y metros para hacer un seguimiento de los cambios de nuestra parte exterior. ¿Pero cómo comprobamos el estado de ese ser interno nuestro que va a perdurar? Seguro que varía en cada persona, pero existen también espejos, básculas y metros que nos ayudarán a empezar ese proceso de medición:

1) el examen de conciencia y la confesión;

2) esos amigos que te aman lo suficiente para decirte la verdad;

3) pasar tiempo a solas escuchando a Dios;

4) pasar tiempo en las Escrituras, renovando tu mente;

5) el examen detallado de tu calendario y de tus finanzas;

6) preguntas tales como: ¿Me desanimo con facilidad últimamente?. Si me comparo con hace seis meses, ¿me irrito más a menudo?;

7) prestar atención a tus pensamientos. ¿En qué cosas se complace tu mente? ¿Te están robando la energía y el gozo cosas como la envidia, el culpar a los demás, el juicio o la lujuria? Vamos, tómate las cosas en serio y ¡ocúpate del hombre interior!

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